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jueves, 15 de diciembre de 2011

Discurso pronunciado por Yolanda Huerga Cedeño, Representante del Movimiento Damas de Blanco para Las Américas, el 14 de diciembre en el Congreso de los Estados Unidos, en la ceremonia de entrega de la Medalla al Servicio de la Democracia otorgada a Laura Pollán

Señoras y señores:

Es para mí un altísimo honor representar a las Damas de Blanco en esta ceremonia. Nunca he estado más orgullosa ni vibrado con tanto fervor patriótico

Hoy, hace exactamente dos meses que el corazón de Laura Pollán, desbordado de amor por Cuba, dejó de latir, pero su muerte, lejos de dividir a las Damas de Blanco, las fortaleció y multiplicó por toda la Isla.

Si me pidieran que definiera su carácter les diría, como el mármol: blanco y duro.

Su esposo y el mío eran colegas de la misma agencia de prensa independiente, pero ni ella ni yo habíamos madurado entonces el enfrentamiento a la dictadura, la Primavera Negra de Cuba nos hermanó, y afianzó una amistad que se consolidó en la refriega, en los temores a la represalia.

A menudo lloro por Laura. La extraño como amiga y sobre todo por ese decir sincero que a veces sorprendía y a veces irritaba.

En los momentos intensos a los que tuvo que enfrentarse vi aflorar su dureza de alabastro, su firmeza inclaudicable, y su serenidad y sentido del humor cuando, peligrando cada minuto de su vida, se burlaba de los represores y los hacía quedar en ridículo.

Con su conducción el Movimiento de las Damas de Blanco dejó de ser un grupo de mujeres enviando cartas y haciendo declaraciones públicas, cada una por su lado, para cohesionarse definitivamente en un bloque donde todo se decide por consenso y se respeta la voluntad de cada una.

Las Damas de Blanco, bajo el liderazgo de Laura, luego de triunfar en su primer empeño: el de ver liberados a todos los prisioneros del Grupo de los 75 y a otros presos políticos y haber alcanzado una visibilidad internacional como ni siquiera sospechábamos en los inicios, cuando éramos un pequeño grupo de mujeres que se estrenaban en la lucha contra el régimen totalitario, se han redefinido como una fuerza defensora de los derechos humanos y la democracia en Cuba.

Los que estamos aquí sabemos de la elevación, dignidad, decoro y altivez de la mujer .No ha habido un solo momento en la historia de la humanidad donde no haya estado presente su valentía, su inteligencia y su perseverancia.

Honrar a Laura es honrar a las Damas de Blanco y honrando a las Damas de Blanco no hacemos otra cosa que rendir tributo a todas las mujeres en el mundo que han enfrentado la injusticia.

Agradecer a ellas sería poco, tenerlas como bastión de inquebrantable confianza en el futuro y la libertad, sería lo justo.

Agradecer a la Fundación Nacional para la Democracia y a todos los presentes por este homenaje a Laura Pollán y prometer en esta tarde solemne no descansar hasta que el sueño de emancipación al cual ella y tantos cubanos consagraron sus vidas, se haga finalmente realidad.

Muchas gracias.

Un desapacho de la agencia EFE amplía la información, desde Washington.

Fotos: cortesía de John Suárez.

2 comentarios:

  1. Tigre, paso por aquí a menudo. Saludos a tu mujer, ya no se debe acordar de mí, tantos agnos ha! un abrazo.
    arzola

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  2. Arzolita, qué alegría que me das. No dejes de pasar por aquí que siempre habrá algo que te emperrete o te haga reir. Un abrazo, y como César vallejo a Pedro Rojas, mata y escribe.

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