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domingo, 18 de diciembre de 2011

Tranquilo a conversar con Dios.

Hoy ha muerto Vaclav Havel y es un domingo triste. Un silencio como de nieve quieta ha de estar instalado sobre el Puente de San Carlos. Mala Strana ha de ser un murmullo de voces del recuerdo, una colilla humeante, del fumador empedernido que fue, apagandóse en una de sus aceras. Vaclav Havel era Praga y en ella sembró sus sueños de demócrata y de poeta.

Estoy seguro de que mi amiga Kristina Prunerova está llorando. Ella que lo admiraba como al padre sabio me llevó a darle la mano y yo sólo le dije: “Sus Cartas a Olga me han enseñado mucho”. Ella tradujo y él sonrió. Fue todo y bastó.

El comunicado de Sabina Tancevova informando que había muerto debe haber sonado a mucho luto. “Murió mientras dormía” explicó Tancevova, como mueren los bueno, añado yo.

Petr Necas, primer ministro de la República Checa dijo en la televisión de su país: "Estoy extremadamente conmovido”. “Havel fue el símbolo y el rostro de nuestra república, y es una de las figuras más prominentes de la política al comienzo de este país. Su fallecimiento supone una pérdida enorme. Él aún tenía mucho que decir en la vida política y social", expresó.

"La verdad y el amor superarán las mentiras y el odio", decían los checos en los días de la "Revolución de terciopelo". Y así fue. Vaclav Havel ha ido tranquilo a conversar con Dios.

1 comentario:

  1. En paz descanse un buen político -que hoy en día es mucho decir- y un buen hombre.

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