José Tomás García nació en Guanajay, un pueblo cercano a Ciudad de La Habana, en 1977. Tras graduarse en la especialidad de termo-energética y confrontar dificultades políticas en Cuba, emigra a Estados Unidos en el año 2005.
Ya residiendo en Miami, y luego de realizar los más diversos trabajos, decide que la literatura –pasión que sentía desde la infancia- podía ser un vehículo de expresión plena de su espíritu creador.
Publica en 2010 su libro de poemas Con el alma desnuda y gana con él cierta celebridad en países de habla hispana de América Latina. Quizás estimulado por el éxito de su primera entrega, decide que una trilogía de libros de poemas vinculados a su alma, diversa y apasionada, podrían resultar efectivos. Presenta entonces Suspiros del alma y cierra el ciclo Alma de poeta.
José Tomás es un hombre de verso fácil y sonoridades vibrantes. Su poesía va transida de ese mágico halo que hizo del verso amatorio en Cuba una serventía exquisitamente trazada para que encuentros y desencuentros, mimos y celos, sueños y despedidas tuvieran su propio camino.
Los invito en este Sábado de poesía a compartir unos poemas de José Tomas que les aseguro arrancaran suspiros y reflexiones.
Cúlpame
Cúlpame
cuando ya no me encuentres,
cuando no responda tus llamadas.
Cúlpame de tus lágrimas,
del dolor estrujado de tu pecho,
de tus amaneceres tristes.
Cúlpame
cuando mires tu teléfono y no encuentres un mensaje,
cuando caiga el sol
y recuerdes mis palabras,
cuando no tengas a quien entregarle tus recuerdos.
Cúlpame
cuando tu piel necesite un beso,
cuando despiertes y no esté
y te falte el te quiero preciso,
cuando te mires al espejo
y solo veas mis huellas.
Cúlpame
cuando tengas frio y te falte la caricia,
cuando tu cama esté vacía,
cuando tus ropas ya no huelan a mis manos,
cuando el sol ya no te alumbre
y la luna no te sonría.
Cúlpame cuando no te diga “ te amo”
y no vele tus pasos,
cuando te encuentres perdida en mi memoria
y ya no seas mía,
cuando escuches la canción,
con que te arranqué una lágrima.
Cúlpame de todo,
en fin…
Dejaste vacía mi alma
y las almas vacías,
no sienten el peso de la culpa.
Dile a él
Dile a él…
que no logré nunca olvidarte
que he seguido tus pasos en secreto
que soy la sombra que viene a tus sueños
y espero la oportunidad de rescatarte.
Dile a él…
que desde hoy se mantenga vigilante
que recuerde que tiene un enemigo
que está presto a la batalla por tus besos
y que atacaré con furia en su primer descuido.
Dile a ese hombre que nunca supo amarte
que espero una señal de tu mirada,
para lanzar estrategias preparadas,
con el único fin de conquistarte.
Dile a él…
que no confié ni en su sombra
que no duerma tranquilo,
porque al primer descuido de sus ojos,
te verá sonriendo… aquí conmigo.
Pelea perdida
Tal vez perdí contigo la pelea
pues perdí de repente tu querer.
Ya no soy el dueño de tu risa,
ni necesitas en las noches de mi piel.
Perdí la lucha final de nuestra guerra
y hoy sólo me quedan
trozos esparcidos de mi ser.
Me retiro de este campo de batalla,
a otras tierras donde vea amanecer,
pues contigo mi noche se hizo eterna
y no sientes ya en mis besos el placer.
Tal vez perdí contigo la pelea
y se durmieron a mi lado tus caricias.
Ya no encontramos el amor que antes tuvimos,
ni siento al roce de tu mano la malicia.
No sé cuando dejaste de ser mía,
si es que acaso alguna vez yo fui tu dueño.
No sé en que momento dejamos de ser nuestros
y desaparecí para siempre de tus sueños.
Tal vez perdí contigo la pelea
y se muera para siempre nuestra historia.
Yo me llevo en el pecho la derrota,
Ahora, dime tú, ¿qué harás con tu victoria?
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