Cuántas veces se ha repetido, con voz apostólica e impostada actitud epistémica, que en política la verdad es lo que no se ve. Cuántas veces, en charlas de salones selectos, se ha comparado a los feudos de Maquiavelo con el refinado arte de la prestidigitación. Políticos y prestidigitadores son diestros en naipes y donde un siete de copas, puede aparecer un as de oro.
Por estos días la prensa ha hecho una fiesta del supuesto fracaso del congresista Mario Díaz- Balart en cuanto a la retirada, el jueves en la noche, de la enmienda del representante por Florida para limitar los viajes y el envío de remesas de cubanoamericanos a la Isla.
Pero como en el circo, frente al hábil y entrenado mago, no han visto más que lo que el artista deseaba que vieran. Es cierto. Nadie lo discute. Es factual. La enmienda fue retirada. Mas, ¿no era ese el modo de aprobar el pequeñísimo presupuesto de un billón de dólares para que todas las agencias federales no se vieran obligadas a tomar unas vacaciones no planificadas?
Pero, cuidado, un cordel en manos de un gran prestidigitador tiene muchas más corcovas que las que se notan entre sus ágiles dedos. ¿No se retiró también la enmienda propuesta por Jo Ann Emerson para flexibilizar los requerimientos de que La Habana pague en efectivo y por adelantado las compras de alimentos que realiza en Estados Unidos?
Primera pregunta: ¿Quién paga los viajes y las remesas a Cuba, gravita esto sobre los fondos federales?
Segunda pregunta: ¿Quién saldaría las cuentas del gobierno cubano en caso de que se hubiera aprobado la enmienda de Jo Ann Emerson y las empresas estadounidenses hubieran propiciado créditos al régimen de la isla y esta -como es su añeja costumbre- no pagara, el banco Central de los Estados Unidos, como está previsto por la ley en caso de que el acreedor no pudiera cobrar lo que le adeudan?
Ah, entonces aquí el naipe se voltea y el congresista floridano se luce. Una enmienda, aparentemente impopular, como supuestamente sería la de Mario Díaz-Balart, se transforma en la salvación del tesoro nacional frente a una enmienda presuntamente altruista, humanitaria y popular como la de Jo Ann Emerson que, de no haber sido retirada también, además de crear un gasto innecesario al gobierno norteamericano, hubiera instalado un conducto directo de oxígeno a los agotados pulmones del régimen castrista que no cuenta con la liquidez suficiente para comprar en efectivo y por adelantado, como establece la ley.
Tercera pregunta: ¿Fracasó realmente Mario Díaz-Balart u obtuvo un triunfo refulgente al salvar, en lo posible, la crítica economía estadounidense frente a los benefactores de los depredadores castristas?
Piénsenlo y, quizás, logren ver como se transforma un siete de copas en un as de oro.
Manuel has entendido brillantemente la political de este pais.Gana el as de pro.
ResponderEliminarPor favor SE~OR, otra bola de trapo nos lanzaron, "el" lo sabia, que eso venia, chicharrones de avispa es lo que hay que comer....,
ResponderEliminarSaludos - Luis F Cai~as