Ante la noticia no sé por qué me vino a la memoria aquella “conguita” que se cantaba a escondidas en época que llegaban a Cuba toda suerte de líderes desconocidos desde los rincones más exóticos del planeta y el pueblo era convocado para recibirlos a todo lo largo de la avenida Rancho Boyeros, sin que nadie se atreviera a la más mínima protesta.
Heeee, Nyerere,
venimo a recibirte
sin saber quién ere
Señalan las agencias que Sánchez sonrió y dijo que ojalá los cubanos tuvieran la misma libertad para protestar.
Los manifestantes, alrededor de ocho estudiantes de izquierdas de una universidad local, le gritaron "vendida" y "agente de la CIA", a lo que la bloguera respondió "¡Viva la democracia! Quiero democracia también en mi país".
Brasil es la primera escala de una gira de 80 días que Sánchez realizará por una decena de países, incluyendo visitas a las sedes de Google, Twitter y Facebook en Estados Unidos.
La bloguera, a quien en los últimos años el gobierno cubano ha negado unas 20 veces el permiso para viajar al extranjero, obtuvo hace dos semanas su pasaporte, como parte de la reforma migratoria que facilitó la salida de los cubanos al exterior.
"Estoy muy feliz. Han sido cinco años de lucha", dijo a medios brasileños en alusión a sus esfuerzos por viajar al extranjero para recibir una serie de premios ganados durante los últimos años y asistir a eventos a los que ha sido invitad
Sánchez fue recibida también con la protesta de un grupo procastrista en Salvador de Bahía, a donde viajó desde Recife.
Unas veinte personas vinculadas a la Unión de la Juventud Socialista (UJS) la esperaron en el aeropuerto Luis Eduardo Magalhaes con pancartas en las que la llamaban "mercenaria", según ha reportado EFE.
Desde Salvador de Bahía, Sánchez viajó en automóvil a Feira de Santana, ciudad situada a 116 kilómetros de la capital bahiana, acompañada de su anfitrión, el cineasta local Dado Galvao, quien este lunes por la noche presentará el documental Conexión Cuba-Honduras, que incluye una entrevista a la bloguera.
La visita de Sánchez ha creado expectación en Brasil, donde el gobierno izquierdista de la presidenta Dilma Rousseff es a menudo criticado por no cuestionar violaciones a los derechos humanos en Cuba.
Las manifestaciones contra la bloguera se producen después de que la semana pasada el principal partido opositor brasileño denunciara una campaña para sabotear su visita, en la que estarían involucrados un funcionario del Gobierno y diplomáticos de la embajada de La Habana.
La gira de Sánchez incluye además México, Perú, Estados Unidos, la República Checa, Alemania, Suecia, Suiza, Italia y España.
A continuación, el primer post de Yoani después de su salida de Cuba:
Brasil...¡ay! Brasil.
Llevar una bitácora de viaje es tan difícil como tratar de estudiar para un examen de matemáticas en el interior de una discoteca. Atenta a la nueva realidad que se muestra ante mis ojos desde que salí de Cuba, me he visto ante la disyuntiva de si vivir o narrar lo que me ocurre, actuar como protagonista de este itinerario o como periodista que lo cubre. Ambas ópticas son difíciles de llevar a la par, dada la velocidad y la intensidad de cada suceso, por lo que trataré de ir poniendo por escrito algunas impresiones. Hilachas de lo que me sucede, fragmentos a veces caóticos de lo que experimento.
La primera sorpresa en el programa fue en el aeropuerto José Martí de La Habana, cuando después de atravesar la taquilla de emigración varios pasajeros comenzaron a acercarse y a darme sus muestras de solidaridad. El afecto fue creciendo en la medida que el trayecto avanzaba y en Panamá encontré a unos venezolanos también muy cariñosos… aunque me pidieron de favor que no subiera la foto con ellos a Facebook… para no tener problemas en su país. Después de esa escala, vino el vuelo más largo hacia Brasil, con una sensación mental y física de descomprensión. Como si hubiera estado sumergida demasiado tiempo sin poder respirar y lograra tomar ahora una bocanada de aire.
El aeropuerto de Recife un lugar para el abrazo. Allí encontré a muchas personas que durante han años me han apoyado en mi empeño de viajar fuera de las fronteras nacionales. Hubo flores, regalos y hasta un grupo de gente insultándome que me gustó mucho –lo confieso- porque me permitió decir que yo soñaba con que “algún día en mi país la gente se pudiera expresar públicamente así en contra de algo, sin represalias”. Un verdadero regalo de pluralidad, para mí que llego de una Isla a la que han intentado pintar con el monocromático color de la unanimidad. Más tarde me asomé también a una Internet tan rápida que casi no comprendo, sin páginas censuradas ni funcionarios mirando por el hombro la página que visito.
Así que hasta ahora todo va muy bien. Brasil me ha dado el regalo de la diversidad y del cariño, la posibilidad de apreciar y narrar tantos asombros.
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