Cicatriz

Frente al espejo, apenas me percato
que ese señor que mira por mis ojos
soñó sin guardaespaldas ni cerrojos
un humano después. El insensato

creía en el mañana. Era barato
comprar una quimera. Los enojos
duraban un suspiro; los antojos
de piel, una mirada. Pero el contrato


expiraba con la primera arruga.
Llegó la desazón. Dio su verruga
el tiempo, su tajazo la espada


sobre una mocedad aficionada
y aunque puso la candidez en fuga
hay cicatriz en la razón grabada.