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martes, 8 de enero de 2013

Venezuela o la legitimación del ágora


Cada vez que Fidel Castro iba a romper con una tradición democrática legislada en la Constitución que nunca reinstaló, apelaba a la muchedumbre. La manipulaba y concentraba en una plaza para a gritos enardecidos de “Paredón, Paredón” llevar adelante juicios sumarísimo que terminaban en el asesinato de sus adversarios; o a coros embravecidos de “Se Ñamaba, Se Ñamaba” expropiar grandes empresas; o a convocatorias furiosas de “Que se vayan, Que se vayan” expulsar de su país a miles de nacionales. Y todo quedaba como la voluntad unánime del pueblo. A ese tipo de plebiscito a mano alzada y voz en cuello de la muchedumbre apeló el caudillo cubano desde los primeros momentos para legitimar sus trampas políticas y tantos y tan buenos resultados le dio que lo ha exportado.

Ahora, y siguiendo las pasos de la rectoría cubana, el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela ha convocado para el próximo jueves, 10 de enero, una concentración frente a la sede de la Presidencia para apoyar el posible aplazamiento 'sine die' de la toma de posesión del mandatario, Hugo Chávez, en vez de acatar la letra y el espíritu de la Constitución.

El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, ha llamado a la ciudadanía a salir a la calle "para darle (supongo que quiso decir propinarle) una derrota contundente a quienes quieran desestabilizar el país”. Y uno se pregunta, ¿no son ellos quienes desestabilizan y dividen el país al no cumplir lo establecido en la Carta Magna de esa nación?

Cabello ha explicado en una comparecencia ante la prensa que su Partido hará frente a los que quieren "sembrar dudas" sobre la situación política de Venezuela con una concentración en el Palacio de Miraflores de Caracas. No creo que alguien, fuera de ellos mismos, quiera sembrar dudas. Es evidente que Hugo Chávez no podrá tomar posesión de un nuevo mandato y eso haría ilegítimo la continuidad del viejo gobierno o el establecimiento de cualquier otro gobierno que se establezca sin ser votado en elecciones.

Las dudas, las violaciones y las posibles consecuencias las están sembrando ellos. Pero por temor a perder en unas nuevas elecciones, apelan a la supuesta legitimación del ágora, y allá ira el pueblo manipulado a servir de pedestal para la trampa.

De establecerse este mecanismo, Venezuela quedará sin leyes y en lo adelante, con Chávez o sin Chávez, cada vez que los dueños del poder quieran imponerse, lo harán por medio de grandes movilizaciones. Queda al mundo democrático determinar qué tipo de relaciones mantendrá con un gobierno de facto que se vislumbra en Venezuela.



1 comentario:

  1. Excelente como siempre, amigo Manuel. Lo comparto en FB.

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