Caridad, la de La Lisa,
ya pidió su pasaporte
y anda buscando “un consorte”
que le “resuelva” la visa.
Ha dicho que con “divisa”
pagará por el socorro
y que hasta un gallo machorro
a la virgen va a ofrendar
cuando la deje gritar:
¡El último, apague El Morro!
Camilito, el del Vedado,
también se zumbó la cola
y dice que hasta p’Angola
se va mañana o pasado.
Ha dicho que en cualquier lado
se vive sin tanto engorro
y se pasa por “el forro”
lo que puedan opinar,
que él lo que quiere es gritar:
¡El último, apague El Morro!
También la viudita Eufrasia,
vecina de Miramar,
ha dicho que va a indagar
si dan visas para el Asia.
Ella siempre fue reacia
a las “muelas” del pedorro
pero un marido modorro
que le tocó por azar
ni en balsa quiso gritar:
¡El último, apague El Morro!
Por último, Doña Aurora
que vive por La Vigía,
gritó ayer: ¡esta es la mía,
y no hay quien me pare ahora!
Me voy en locomotora,
en barco, en avión a chorro,
pero el hambre me la ahorro
y del yugo me desquito
porque mañana yo grito:
¡El último, apague El Morro!
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