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martes, 16 de octubre de 2012

No vas, calvo, no vas

El escritor cubano David Buzzi nunca fue “confiable” para el gobierno cubano, pero luego del sonado “Caso Padilla”, lo fue menos. En los primeros años del gobierno castrista pudo realizar algunos viajes al exterior y hasta ostentar algún que otro cargo sin mucha importancia. Luego el ostracismo lo consumió, aunque hizo grandes esfuerzos, y hasta “se portó bien” para que le permitieran salir, pero no fue hasta 1994 que pudo encaramarse en un bote y llegar a Guantánamo en medio de la llamada “crisis de los balseros”.

El recuerdo de David Buzzi me vino a la memoria esta mañana cuando, vicio malhadado el mío, ese de leer todavía el diario Gramna, encontré, desplegada en primera plana, la noticia de que el gobierno de Raúl Castro, después de tantos aplazamientos, haría efectiva la prometida reforma migratoria.

El anuncio de que se eliminaría el permiso de salida y la carta de invitación para los viajes al exterior de los cubanos residentes en la isla, independientemente del regocijo que ha provocado en otros, a mí en lo personal, me recordó a David Buzzi.

Las modificaciones a la política migratoria, según Granma, se harán efectivas a partir del 14 de enero del 2013, luego de haber sido pospuestas sucesivamente. Y ello ha desatado una ola de alegría y esperanza en los medios de comunicación, la blogosfera y las redes sociales.

Sin embargo, y junto al comunicado que viene acompañado de un editorial, aparece también una remisión al articulado del Decreto-Ley publicado en La Gaceta de Cuba, que recoge las especificidades, y la letra, pero sobre todo, el espíritu de la monserga, es lo que me hizo sospechar y me trajo a la memoria el caso de David Buzzi .

El Artículo 25 del Decreto Ley 302 del Consejo de Estado, debidamente firmado por el general/presidente Raúl Castro impide salir del país a ciudadanos nacionales que:

a) Estén sujeto a proceso penal, siempre que haya sido dispuesto por las autoridades correspondientes.
b) Tengan pendiente el cumplimiento de una sanción penal o medida de seguridad, excepto en los casos que se autorice de forma expresa por el tribunal.
c) Se encuentren sujetos al cumplimiento de las disposiciones sobre la prestación del Servicio Militar.
d) Cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen.
e) Tengan obligaciones con el Estado cubano o responsabilidad civil, siempre que hayan sido dispuestas expresamente por las autoridades correspondientes.
f) Carezcan de la autorización establecida, en virtud de las normas dirigidas a preservar la fuerza de trabajo calificada para el desarrollo económico, social y científico técnico del país, así como para la seguridad y protección de la información oficial.
g) Los menores de edad o incapaces, a quienes les sea revocada la autorización de los padres o representantes legales, formalizada ante Notario Público.
h) Cuando por otras razones de interés público, lo determinen las autoridades facultadas
i) Incumpla los requisitos exigidos en la Ley de Migración, su Reglamento y en las disposiciones complementarias para salir del país.

He colocado en negritas los incisos d y h para resaltar por qué el espíritu de estos enunciados me hizo recordar a David Buzzi.

Buzzi era calvo. Muy calvo. Sus cejas eran copiosas y largas. Sus ojos azules, esquivos, y con cierto mirar maléfico. Su rostro rubicundo y sus diente algo torcidos. Quizás por ello se ganó el sobrenombre de “Buzzifer”.

El caso es que ya a finales de los años 80 la Unión de Escritores de Bulgaria lo invitó a visitar ese país. Él, confiado, hizo todos los trámites. Esperó. Esperó. El permiso de salida no llegaba. Nunca llegó. Entre tanto, algunos jodedores, haciendo un juego de palabras con el apellido del escritor Lino Novás Calvo, se mofaban a sus espaldas repitiendo: no vas, calvo, no vas. Aquello, aunque Buzzi no me simpatizaba del todo, me molestaba.

Del mismo modo en que molesta hoy que dentro de una ley se establezcan incisos ambiguos como Cuando razones de Defensa y Seguridad Nacional así lo aconsejen… y … Cuando por otras razones de interés público, lo determinen las autoridades facultadas… En este morral oscuro caerán, por supuesto, todos lo que “no se porten bien”.

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