La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, concluyó su visita a La Habana luego de obsequiarle a Fidel Castro una caja de bombones, a lo que el viejo guerrillero respondió con dos tomos de su propia biografía, en homenaje a quien fuera una discípula graduada con honores.
En su juventud, la exguerrillera hubiera devorado con fruición los libros de quien para entonces era su ídolo, pero de seguro, hoy los textos yacerán empolvándose en algún estante de la pragmática mujer de estado.
Las guerrillas han pasado de moda y se impone una visión más comercial del mundo. Aquella izquierda afiebrada y beligerante, utópica y humilde, ya encanecida y menos pobre, luego de algún tiempo ejerciendo el poder, hoy se abre paso con discursos más utilitarios.
Es por ello que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no tenía nada que negociar con Las Damas de Blanco, con Yoani Sánchez, ni con el resto de la disidencia cubana. Ella fue a Cuba a asuntos de negocios y los empobrecidos opositores no son dueños ni de su propia libertad, hecho que no atañe a los convenios comerciales.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no tenía nada que negociar con empresarios cubanos porque allí existe un solo empresario: el régimen que encabeza el general Raúl Castro.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no tenía nada que negociar con los agricultores cubanos porque, apenas recientemente, son usufructuarios de tierras plagadas de malas hierbas y abandono, y el marabú y la pobrezas no son rubros exportables.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no tenía nada que negociar con los cuentapropistas porque forman parte de un incipiente capitalismo menesteroso que ella no tiene en cuenta ni en las propias favelas de los arrabales de Sao Paulo para negociar en serio.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no tenía –ni por razones diplomáticas- que reunirse con la oposición porque, legalmente, en Cuba no existe oposición con posibilidades reales de acceder al poder por vías electorales ya que el único partido reconocido lleva más de medio siglo en el poder y aspira a una perpetuidad más allá de los tiempos, y sería un pérdida de tiempo mezclarse con gente sin perspectivas.
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, está muy consciente de que su país, como economía continental emergente, requiere de una expansión que le permita competir ventajosamente con las potencias comerciales tradicionales y sobre todo con Estados Unidos que tan cerca está de la isla caribeña. Ella sabe que ha de adelantarse para cuando llegue la competencia que hoy impide el embargo económico de Washington sobre el régimen comunista, tener sentadas las bases y reducir la ventaja geopolítica que representaría Estados Unidos, y a eso fue a La Habana, independientemente de su filialidad ideológica con el castrismo.
Que se puede esperar de una guerrillera arrepentida? Que cosa.
ResponderEliminarEn 'esta cosa' no puedo poner mi nombre.
Nancy.
Los cubanos deben ponerse las pilas, me refiero a los que estan en la oposición y para un futuro que se observa cercano, dejar claro que quienes obtengan propiedades en la Isla no tendran derechos a ellas, tan pronto sea liberada de los comunistas.
ResponderEliminarManuel, como sabes viví por 16 años en Brasil, lo que me permitió conocer con bastante profundidad los laberintos de la política brasileña, por eso puedo decirte que la hoy presidente, no hace otra cosa que seguir el guión escrito por su partido – PT – y por su mayor exponente que al contrario de lo que muchos piensan no es Lula y si José Dirceu, expulso de la política oficial al perder su mandato de Diputado Federal en un juicio celebrado en la Camara Federal de Brasil por sus colegas, con todas las garantías constitucionales por haber montado y dirigido el mayor escándalo de corrupción del país. Hoy ese funesto personaje que enriqueció mágicamente, continúa con su proyecto de poder desde la sombra. El PT, lo que quiere es convertirse en el PRI sudamericano.
ResponderEliminarPor supuesto, querido Javier, a Brsil no lo gobierno una política improvisada sino una ideología calculada. Un abrazo.
ResponderEliminarComo siempre, mi querido Manuel. Excelente artículo. Yo no esperaba nada de esa visita y de las otras que vendrán. La ideología del PT de Brasil va de la mano con la de Cuba. Lo demás es cuento de camino.
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