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martes, 13 de julio de 2010

La zanahoria transparente

¿Aspira realmente el canciller español Miguel Ángel Moratinos a que se levante el embargo económico que mantiene Estados Unidos sobre el gobierno comunista de la Habana?
¿Aspira realmente el Ministro de Relaciones Exteriores de España a que se elimine la Posición Común de la Unión Europea en relación con la isla de los hermanos Castro?
¿Es un ingenuo el jefe de la diplomacia ibérica?
Yo respondería a las tres interrogantes con un rotundo no.
Miguel Ángel Moratinos es un hombre culto y con una formación ideológica sólida. Es un defensor eficiente de los conceptos del partido que lo ha nombrado en el cargo que desempeña y es un político que sabe muy bien que en ese juego de posibilidades que es la política, la verdad es lo que no se ve.
Miguel Angel Moratinos ha columbrado una realidad concreta y ha tomado el atajo que mejor y más rápido conduce a la consecución de los propósitos de lo que él representa.
No son las aspiraciones de la disidencia cubana lo que impulsa a Moratinos. No es el destino de la isla lo que presiona al diplomático. La política es hija directa de los intereses económicos. Y hacia ahí se enfilan los esfuerzos del canciller.
La falta de liquidez del gobierno cubano impide que las empresas extranjeras puedan mover sus cuentas y cobren lo que se les adeuda. El Producto Interno Bruto cubano es el más pobre de los últimos cien años y la deuda externa, quizás, la más colosal de la historia de la pequeña nación. La ausencia de créditos internacionales es abrumadora. Los pocos rubros exportables se deprecian y se tornan poco competitivos. La crisis financiera global se hace doblemente agresiva para una nación con un subempleo desbordante y una ausencia total de productividad, resultado de la incuria que genera todo estado paternalista que priva a la individualidad de su sentido de responsabilidad. La población se avejenta galopantemente y la tasa de natalidad es muy baja debido a la falta de proyección de futuro de la juventud. La ideología en que se sustentaba el gobierno se ha venido abajo por su propia ineficiencia económica y ha sumido a la población en una suerte de incredulidad absoluta que induce sólo a la evasión.
El gobierno, históricamente subvencionado, ha perdido sus pilares desde que en la década de los noventas el socialismo real se desplomara. La caricatura que es el socialismo del siglo XXI que intenta el menesteroso bloque de La Alternativa Bolivariana encabezado por Hugo Chávez, no alcanza para abastecer “las siempre crecientes necesidades” de un continente devorado durante siglos por la idiotez de sus administradores, y Cuba requiere de una transfusión urgente que la pésima gestión administrativa venezolana pone cada día más en riesgo.
¿Qué resta. Regresar a la Europa de antes de la Posición Común. Establecer convenios bilaterales que permitan a Cuba acceder a fuentes crediticias con las que permanece endeudada y no se arriesgarían a nuevos créditos a un país con un expediente abrumador de impagos? Absolutamente quimérico. ¿Convencer a Praga, Cracovia, Berlín para que no depositen en el parlamento Europeo “la bola negra” y lograr la unanimidad que requiere el cambio de posición. Absolutamente ingenuo? Y Moratinos no es quimérico ni ingenuo.
No es hacia Europa y la Posición Común que apunta. Es hacia Estados Unidos y el Proyecto de Ley H.R. 46 45. Sólo una gran afluencia de turistas estadounidenses devolvería a la Habana una liquidez que le permita pagar algunas deudas y comprar los insumos necesarios para reanimar una productividad muerta en el país, sobre todo en la agricultura, lo que también tiene en cuenta el Proyecto de Ley.
El Ministro de Relaciones Exteriores de España, junto al régimen de los hermanos Castro, no ha montado el espectáculo de la liberación de unos presos que nunca debieron estarlo porque deseen que se resuelva el viejo diferendo entre Washington y La Habana y se levante el ya muy elástico embargo económico, sino para que se flexibilice aún más y permita la entrada de una liquidez que serviría no sólo para salvar la maltrecha dictadura sino también la irrentabilidad de las empresas españolas en la isla.
De levantarse el embargo, y esto lo sabe muy bien Miguel Angel Moratinos, España desaparecería del mapa económico cubano. La competencia de los inversionistas estadounidense, por razones puramente geopolíticas y tecnológicas, arrasaría con la presencia española, y esto no lo desea el señor canciller español.
Miguel Ángel Moratinos aspira realmente a que la afluencia de turistas de Estados Unidos ponga en manos del régimen cubano un dinero que le permita el status quo, con muy leves reformas poco riesgosas para su poder real, y España pueda recuperar, al menos, el capital invertido durante más de dos décadas de perdidas e irrentabilidad—lo que le añade el aplauso de otros inversores de Canadá, Brasil y Francia, entre otros que padecen la misma situación—y cuando llegue la libre competencias de inversores extranjeros, por lo menos, que el desastre de empresarios que se lanzaron a destiempo no sea tan catastrófico. Lo otro es opereta de diarios efímeros. Y la mediación de la iglesia la única alternativa para sobrevivir como entidad independiente, que es lo único que ha hecho con gran ductilidad política, desde que en El Renacimiento, hace más de quinientos años, perdiera su poder como parte de los desaparecidos estados feudales.

3 comentarios:

  1. Muy bueno esto, Manol, la argumentación del porqué hay que tomarla muy en cuenta.
    Moratinos, como diríamos en la tierra, es un soplatranca.
    Un abrazo:
    Félix Luis Viera

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