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jueves, 24 de noviembre de 2011

Normando Hernández en Radio Martí a la hora del desempleo

Era el amanecer del 25 de abril de 2003 cuando el ómnibus se detuvo en Camagüey. Habíamos pasado la noche viajando desde Villa Marista hasta donde sólo Dios y los guardianes –uno para cada uno de nosotros y quince de repuesto, por si hacía falta- sabían.

En un aparcamiento de una estación de policías nos ordenaron bajar para estirar las piernas. La policía política cubana repartía presos por todas las cárceles de Cuba. Era la Primavera Negra y nosotros éramos los 75.

Una vez en tierra, con el cuerpo acalambrado y el rostro soñoliento, eché un vistazo al lugar para ubicarme. Después de 37 días en una celda del cuartel general de la policía política cubana, un juicio sumarísimo, y 18 años de privación de libertad, se pierden algunas nociones. Realmente no sabía dónde estábamos. Fue luego de que, desde un galpón de tejas de asbesto-cemento me saludara un joven a quien apenas si recordaba de sus esporádicos viajes La Habana, que descubrí el lugar exacto.

Sonriendo, y sin miedo, Normando Hernández González, agitaba el brazo para saludarnos. Tenía entonces 32 años y fungía como director de la Cooperativa de Periodistas Independientes de Camagüey. Había sido condenado a 25 años de cárcel por ejercer el periodismo en las condiciones más difíciles que se pueda imaginar y enviar sus despachos a Radio Martí.

Cuando llegamos a la cárcel de Boniato, en Santiago de Cuba, pudimos hablar. Esperábamos que nos ubicaran en el mismo sitio. No sabíamos entonces que la orden era la de atomizarnos en celdas de aislamiento en el pabellón de máxima severidad: Boniatico: el corredor de la muerte de esa penitenciaría.

En Boniatico compartimos cinco meses de penurias. Lo vi enfermar del estómago, padecer la ausencia de su hija Daniela, de apenas un año, enfrentarse a guardianes que pretendían humillarnos, escribir crónicas y artículos que luego sacábamos subrepticiamente de la prisión para que fueran publicados, y que Radio Martí usaba en su campaña por nuestra liberación.

Allí, pude medir la estatura de Normando Hernández. El 26 de julio –ya se sabe la historia de la degollina que organizó Fidel Castro ese día del año 1953- y el 13 de agosto –infausta efemérides para el pueblo cubano- organizamos sendas protestas que se oyeron hasta en los poblados colindantes con la cárcel. El toque de tola (Dar zapatazos contínuos contra la lámina de acero que tapiaba nuestros calabozos) duró hasta la madrugada en ambas ocasiones. Por ello quisieron escarmentarnos. Nos iban a suspender las visitas familiares y las conyugales.

Volvieron a tropezar con la hombradía de Normando Hernández, Próspero Gaínza, Juan Carlos Herrera, Nelson Aguiar y Antonio Villarreal, que junto a mí, nos declaramos en huelga de hambre, apenas comenzó septiembre.

En abril del 2007, Normando fue galardonado con el premio Libertad para Escribir PEN/Barbara Goldsmith 2007 que otorga el PEN American Center, pero no pudo asistir a Nueva York para recibir el lauro. Todavía estaba preso, a pesar de que su madre, Blanca González, junto a múltiples organizaciones mundiales y del exilio cubano, hacían un denodado esfuerzo por su liberación.

Fue en el año 2011 que pude darle el primer abrazo, ya en libertad. Había llegado desde España, a donde fue desterrado, para reunirse con su mamá en Miami.

Es muy sabido, que tras la muerte de Orlando Zapata Tamayo en una prolongadísima huelga de hambre, los siete años de marcha de las Damas de Blanco y una extenuante huelga de hambre del Premio Sajarov Guillermo Fariñas Hernández, fue que el régimen cubano se vio obligado a negociar la libertad de Normando y los otros 51 prisioneros del Grupo de los 75 que permanecían en prisión, pero bajo la condición de que aceptaran la expatriación.

Así nos reencontramos. No tengo que explicar la crisis económica que atraviesa el mundo y el índice de desempleo que azota a las naciones. Por ello hablé directamente con el director de Radio Martí, el doctor Carlos García, para que se valorara la posibilidad de un contrato en la emisora para Normando Hernández. De los cinco minutos que pedí para la entrevista sólo usé tres. Había poco que conversar. La historia profesional y de lucha por la libertad, la democracia y la libertad de expresión de Normando Hernández es muy notoria como para tener que explicarla. El doctor García me respondió que, aunque había serios problemas de presupuesto, se haría lo posible.

Durante más de cinco meses he esperado que se hiciera ese “lo posible”, y entre tanto he visto contratar a tres personas (que han de ser de mucho más reconocimiento) para la sección de Internet y más de seis para otros departamentos, mientras, Normando Hernández padece los rigores de una economía en crisis y proclive a deteriorarse más.


1 comentario:

  1. Es un descaro al servicio de agentes castristas, PARA ELLOS si hay "presupuesto, EMPLEO", Sii,
    miren, ahi tienen a Manuel de Beunza AGENTE CASTRISTA trabajando en Radio Marti, las ordenes de "arriba" vinieron para emplearlo
    segun me dijo Pedro Corzo, y ahora le pregunto a Pedrito; " chico, Y
    QUIEN es "el de arriba". se ha molestado USTED averiguar, CUESTIONAR el porque emplear a esbirros de la tirania, ERES UN MAL CUBANO Pedrito $$$$$$$$$, cara de guagua, limpiate por Cuba, CUESTIONA ESA POLITICA TRAIDORA.
    BIEN HECHO VAZQUEZ PORTAL, BUEN CUBANO USTED ES, LO ADMIRO !!!!!
    LIBERTAD para Eduardo Arocena YA !!

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