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sábado, 26 de noviembre de 2011

Mi generación no necesitó de Radio Martí para escuchar a The Beatles

Mi generación bailó con The Beatles a escondidas. Dentro de la cubierta de un disco de Benny Moré viajaban Los muchachos de Liverpool de fiesta en fiesta. No necesitamos de Radio Martí para escuchar su música.
Mi generación no necesitó de Radio Martí para disfrutar la honda cubanía de Willy Chirino. Dentro de la cubierta de un cassette de Pablo Milanés, viajaba el Gigante de Pinar del Río de guateque en guateque, y si iba acompañado de Gloria Stefan, Albita Rodríguez y Olga Guillot, la parranda era mejor. No necesitamos de Radio Martí para disfrutarlos.

Los jóvenes de la Generación Y no necesitan de Radio Martí para escuchar a Amaury Gutiérrez, Porno para Ricardo y Los Aldeanos. Dentro de la cubierta de un CD-R de Silvio Rodríguez, viajan hoy sus canciones. Al extremo de que los represores cubanos se han visto obligados a encarcelar a dos muchachos de Holguín por escuchar su música.

¿A qué entonces programas de música popular en Radio Martí? ¿Se subestima la ingeniosidad del cubano? Nadie escucha música con interferencia. Sólo la información, buena y bien enfocada, se busca a riego de ser reprimido.

Tenía yo treinta y cuatro años cuando, desde Washington, la serena voz de Humberto Medrano se oía diáfana identificando a Radio Martí. Se abría una ventana a la información veraz y confirmada. Se rompía la probeta donde nos encapsulaban para jugar con nuestras ideas. Para eso el Congreso de los Estados Unidos, bajo el mandato de Ronald Regan y la pujanza de Jorge Más Canosa, creó a Radio Martí.

Los cubanos del exilio, y sus organizaciones en todo el planeta, saben cómo hacer llegar a Cuba decenas de reproductoras, decenas de quemadores de CD-R, centenares de ordenadores, miles de teléfonos móviles, para que la isla se abra al mundo. Los recursos tecnológicos son hoy más abundantes y los cubanos de hoy saben usarlos. No necesitan escuchar música con interferencia, requieren que sus voces se escuchen y escuchar las voces del mundo para aprender de lo que ocurre en él.

4 comentarios:

  1. O sea, no escuchar ¿música con interferencia pero si escuchar voces con interferencia? Y de paso darle una botella a los socios...

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  2. Exacto, anónimo de las 15:37. Eso mismo he dicho, sólo que con nombre y apellido, y expuesto a las consecuencias. Nadie se arriesga por oír música que tiene al alcance por otras vías, más o menos justificables frente a la represión de una dictadura, pero si se arriesga por oír información creíble y bien facturada, aunque la entrecorte la interferencia. El arte es un lujo del espíritu que se compra o no, según su precio. Pero la información, sagaz anónimo, es una necesidad por la que, a veces, nos jugamos la vida. Si fueras periodista tal vez lo sabrías.

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  3. Yo no soy periodista Sr. Vazquez Portal, pero estoy totalmente de acuerdo con su opinion y la de los jovenes que escribieron esta nota.

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  4. Gracias, María Gloria, con ser una lectora sensata basta para entender la importancia de la información. Lo deleznable es hacerse pasar por periodista y atacar a la información verdadera. Los hermanos Lima Cruz están ahora mismo presos por escuchar la música que quisieron prohibirles pero que ellos se agenciaron sin necesidad de escucharla con la interferencia con que sí oían las noticias de Radio Martí. Y quizás no los condenaron por oír la “música prohibida” sino porque la policía política sabía que oían a Radio Martí para informarse de lo que no dice Granma.

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