Translate

jueves, 29 de abril de 2010

El líder

No me cabe la menor duda de que a las Damas de Blanco las organiza el amor. La policía política cubana no tendría que esforzarse para dar con ese líder, si lo conociera. 
El jefe de las Damas de Blanco es ese viejo sentimiento que viene desde las cavernas o desde Eva, según se vea el origen y puede tener el rostro de Berta Soler, Laura Pollán, Julia Nuñez, Loida Valdés, Alejandrina García o Asunción Carrillo.
De ello estoy absolutamente convencido. Lo he visto guiarlas durante más de siete años y sé que es inderrotable.
Lo que me preocupa es quien es el líder de las turbas que torturan a las Damas de Blanco, quién las organiza, de donde nació, cómo se llama, a quién debe pedir permiso.

Siete horas de torturas

martes, 27 de abril de 2010

Entren que caben tres

The Importance of Being Earnest
La importancia de ser serio
La importancia de llamarse Ernesto
La importancia de ser Severo
La importancia de ser Frank
La importancia de llamarse Honesto
La importancia de ser noble
El embrollo se arma por la existencia de palabras homófonas; es decir, la existencia de vocablos con sonoridad idéntica fonéticamente, aunque, en algunos casos, diferentes grafológicamente, earnest que significa serio traducido del inglés al español y Ernest, obvio, Ernesto.
La importancia de llamarse Ernesto, cuyo título original en inglés es The Importance of Being Earnest, es una obra de Oscar Wilde escrita en 1895.
Clasificada como comedia, ubicada en la Inglaterra victoriana, trata sobre las costumbres y la seriedad de la sociedad y su trama se desarrolla alrededor del protagonista Jack y su ficticio hermano Ernest.
En inglés, el autor usa este título para dotarlo de un doble sentido, ya que el nombre Ernest y la palabra earnest,  suenan igual, pero al ser traducido esta intención se pierde.
Asi las cosas, en varias versiones de The Importance of Being Earnest nos encontramos que intentando conservar el doble sentido inicial, Alfonso Reyes la traduce como La importancia de ser Severo, para jugar con el Severo sustantivo y el severo adjetivo.
En la versión catalana, el título es La importància de ser Frank, en catalán franc, para tantear la ambiguedad de Franco, nombre y franco, calificativo, que significa honesto, y si continuamos por esta vía, la obra de Wilde podría entenderse en español como La importancia de llamarse Honesto pues es este un nombre derivado del latín,  está emparentado con el de Honorato y cuya traducción sería noble.
Pero, ármese el embrollo que se arme, lo cierto es que la obra aborda la necesidad humana de ser sencillamente lo que se es, no desdoblarse. Ser Jack en todas partes, aunque en otros lugares nos plazca o nos convenga ser Ernesto, porque al final, somos lo que somos.

lunes, 26 de abril de 2010

Libertad para Dania

La periodista y bloguera independiente cubana Dania Virgen García, fue detenida en La Habana el 22 de abril y condenada de forma sumaria a un año y ocho meses de prisión sin que se conozcan los cargos que se le imputan.
Con el encarcelamiento de Dania Virgen García, quien se encuentra recluida en la cárcel habanera para mujeres Manto Negro, son 26 los comunicadores presos en Cuba, muchos con cuadros delicados de salud.
Ya los organismos defensores de la libertad de expresión y prensa  han emitido sus primeros comunicados exigiendo la libertad de la periodista cubana.
Un comunicado de la Sociedad Interamericana de Prensa exige la inmediata liberación de García y su presidente, Alejandro Aguirre, lamentó que otros hombres y mujeres sean perseguidos por un gobierno que amenaza, reprime, censura, juzga y condena sin miramiento alguno.
Dania Virgen García administraba El Bolg de Dania con esta dirección: http://daniavirgengarcia.blogspot.com/

Pórtate bien, Asunción

Asunción Carrillo tiene una casa humilde en el poblado de Colón, en Matanzas. En esa casa vio crecer a Iván Hernández Carrillo. Desde la ventana lo veía regresar del colegio, brillante de sudor y rabioso de hambre. En la cocina de esa casa preparaba para él las magras recetas que impone la pobreza. En esa casa recibió las visitas de las primeras novias del muchacho. Desde esa casa lo despidió el día que decidió estudiar en una escuela tecnológica Sistemas de Computación, de la cual lo expulsaron por sus actividades opositoras.
En esa casa lloró cuando en 1992, con solo 21 años, se lo condenaron a 2 años de cárcel por un supuesto delito de "propaganda enemiga y desacato a la figura de Fidel Castro".
En esa casa supo de su incorporación al Partido Solidaridad Democrática hasta 1999. En esa casa se enteró de que Iván había ingresado al Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel.
En esa casa leyó los despachos de su hijo para la agencia Patria, una de las agencias de prensa independiente del proyecto Nueva Prensa Cubana.
Desde esa casa lo vio acarrear libros para la biblioteca independiente Juan Gualberto Gómez II que él mismo había inaugurado y dirigía.
Desde esa casa lo vio partir, en la Primavera Negra de 2003, esposado y rodeado de militares que lo conducían hacia un proceso sin garantía en el cual resultaría condenado a 25 años.
En esa casa recibió el sábado a un gendarme de la policía política cubana que la visitó para que se portara bien y no apoyara a las Damas de Blanco que en La Habana están armando tanto revuelo y causándole tanto daño a “la revolución".
Asunción, mientras el guardia le leía un extraño documento sin firma y sin nombre en el que se hace constar las nuevas regulaciones para las marchas de la agrupación femenina, recordó aquel 24 de mayo de 1971, cuando los dolores de parto la tiraron sobre una cama del hospital para traer a una tierra si dueños a su Iván, se sonrió ligeramente.
El sábado por la tarde Asunción estaba en casa de Laura Pollán en La Habana, y a la hora en que escribo esta reseña Asunción está rodeada por una turba dirigida por la policía política que acosa a las Damas de Blanco frente a la iglesia Santa Rita de Miramar.
Tomado de http://wwwmujerescoraje.blogspot.com/

domingo, 25 de abril de 2010

Extramuros de una isla

Los extramuros de Cuba, ajenos al coto privado de la monarquía tropical, están habitados por seres que sanan sus desgarrones con esa tisana acre --mixtura de nostalgias y pretensión de olvido-- que es la oquedad puesta en el pensamiento por el desarraigo, más la tozuda ubicuidad onírica que hace soñar con el sitio que se deja atrás. Pero, si esos seres son poetas, el jirón es más doloroso y la poción más agria.
Para demostrarlo con argumentos, sino irrefutables, por lo menos esclarecedores de esa realidad enajenante de extra e intramuros, bastaría leer el libro Insulas del cosmos, del poeta Alejandro Fonseca (Holguín, Cuba, 1954). Un libro raigal, auténtico y doloroso, del que analizaré sólo un poema de entre los muchos --bien concebidos y elaborados por el autor y de los que emana esa poderosa conjunción entre la imagen atrapada al sesgo y la ineludible orfebrería que lo torna un todo en nutricia armonía-- que pacen tranquilamente porque se saben materia de exégesis posteriores.
Un libro raigal porque exhala --desde la transgresión, como le corresponde a un poeta de estirpe real, realeza que muchos desconocen pero anhelan-- una cubanía atrapada por esa visión teleológica de la historia que durante más de un siglo los teóricos de la realidad nacional han inoculado en el pensamiento colectivo, y en la que el papel de "los iluminados" de la cantidad hechizada ha sido elaborado de modo que los "próceres" del pasado sean la guía del presente, y la actualidad devenga deuda con aquellos "misioneros" que les hacen el flaco favor de marcarles con guijarros de gloria la senda a seguir para edificar el futuro y ser dignos herederos de la misión que depositaron en sus, también ínclitas, manos.
Sería menester sólo repetir como un mantra los cinco versos finales del poema El último refugio --que debía ser el primero en el libro y no el segundo, pura razón de estrategia estructural-- para percatarnos de que, aún cuando se adopta una posición herética frente al orden impuesto, se sigue siendo siervo de una precondición inoculada. Lo versos lo evidencian con la exótica síntesis que sólo a los poetas les es dada:
De nada me sirve que provega de patriotas/ amortajados sobre una pradera sucesiva./ De segurollegarán los visitantes de la bruma/ y con el ademán perentorio del que sospecha/ cerrarán mi último refugio.
Es la creencia, en primer lugar, de que como se posee una heráldica que los identifica como sucesores de los "misioneros" ya están blindados contra el padecer de los avatares de un presente que les inocula ese devenir providencialista pero los maneja como esclavos de una ideología que es pura demagogia y falso partisanismo fundamentalista sobre la que se sostiene desvergonzada e inmisericordemente una élite de poder.
En segundo término, y como un basalto que dobla las piernas a un melácolico Sísifo, queda --precisa, sin difuminaciones, la sombra de la persecución padecida mientras suponían cometer herejías sin ser castigados por los dioses del Olimpo mínimo que es una isla dibujada como paraíso hacia el exterior y minuciosamente diseñada como calvario hacia el interior-- la cicatriz trazada por el miedo perenne al golpe brutal que les cerrará el último refugio y los lanzará a la cárcel o a el exilio, porque los visitantes de las brumas no descansan en su terca labor de anotar todas las voces para ahorcar con las palabras que, aunque ingenuamente, hayan sido dichas, son la prueba del pecado. Esa cicatriz como úlcera supurante perdura hasta muchos años después de haber abandonado una terraza sin vista al mar desde donde todas las mañanas del mundo se percibía un aroma de flores aplastadas.
Insulas del cosmos es un libro auténtico porque es vivencial. Sin otra impostura como no sea la propia del reinventor de realidades sublimadas por una creatividad que acumula memorias, emociones, tristeza, padeceres, para ,cuando son evocadas metaforizarlas sin afeites espurios. No hay en todo el libro --mucho menos en el poema en cuestión-- un gesto de opereta o una postura petulante o una presunción fanfarrona de intelectual atildado. Fluye con la misma limpieza, soltura y sencillez que el poeta que lo incopora al concierto de la música universal de la gran lírica. Y es, por último, Insulas del cosmos un libro doloroso porque es síntesis y reflejo reivindicativo --a la vez que seductor desde su facturación-- de los sufrimientos, precariedades, cerrazones, persecuciones y luego destierro del propio poeta y de aquellos, que, sin voz para hablar desde la belleza exorcisante, los padecieron junto a él. Y esa congoja trasplantada a una realidad ajena, con todas las orfandades que supone el desconociento de una cultura de gorja y rapidez en la que hay como que nacer de nuevo después de una vida en medio del estatismo, aprender otro idioma que traba el pensamiento primigenio, y adaptarse a normas que no tienen sedimento en la conciencia formada en otra latitud diametralmente opuesta, se ve palpitar en el libro que muestra los extramuros de una isla pintada para el exterior como un paraíso --que en muchos casos, sobre todo en Europa, hasta donde han llegado los barrios marginales excretados del edén, hacen más dolorosa la estancia filantrópicamente prestada para que los desheredados por los dueños del coto, infierno diseñado minuciosamente hacia el interior, puedan guarecerse de la tormenta que todos pronostican cesará muy pronto.

viernes, 23 de abril de 2010

La melancolía es una palabra de madera

Desde Madrid me ha llegado un libro vivo. Lleno de amor y de rabia. Repleto de angustia y de soberbia. Cargado de irreverencia. Transido de una nostalgia subterránea para la que hay ser muy humano para asimilarla. Por eso es un libro vivo, respingón, indómito, coceante. Un libro borboritante de poesía. Un libro, en fin, doloroso de no sentir más que dolores y por donde transitan fantasmas que saben donde aliviar las piernas.
Bagazo, esa palabra que sugiere residuo de dulzura porque dejó su miel entre las muelas duras, no de una central azucarera, sino de una vida que tritura, es el título del libro.
Y no podía ser otro. Bagazo (poemas iberos). Versos del desarraigo pero sin poses plañideras ni convites al sacrificio. Versos humanos pero sin los afeites que despojan de humanidad muchas caretas celebres.
Corozos de la memoria deambulan por estos poemas que Santiago Méndez Alpízar acuña con el desenfado de los que nacieron para destronar cánones e instaurar una poética desde la sensibilidad sin cortapisas. En ellos se habla desde el léxico de las calles cubanas y desde léxico de academia, fundidos como en un revolcón de bronca de barrio, sin mojigaterías ni falsos pudores, sin pretensiones de explicar qué es lo cubano de este tiempo y no una cubanidad transplantada desde quién sabe cuáles antañidades, sino de plasmar los cubano desde sí mismo.
Santiago Méndez Alpízar, Chago, como lo conocemos sus amigos, tiene una peculiar manera de entender la poesía—pero la entiende, coño, la entiende, la descubre, la seduce, se la tiempla; no como otros que con simplemente atisbarla, rozarla ya se creer sus poseedores—y desde esa peculiaridad es que entabla su forcejeo entre la imagen y su modo de expresión . No va a viejos esquemas para repetirse en ellos, sino que los exprime, los maja, los descontruye y salta de esa audacia el verso restallante, desacostumbrado, con sonoridad difícil y significado polisemico que nos brinda.
Bagazo es el resultado de una travesía expuesta sin remilgos porque Chago sabe que cuando regrese—y no piensen en el regreso pendejo sino en el trascendente—no encontrará las puertas pintadas y que hay un final sabido desde el primer día. ¡Salve, Chago, la poseía siga siendo contigo!

jueves, 22 de abril de 2010

Corrido Morachavista

Fuentes anónimas presentes en la Conferencia de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra informaron que la misma clausuró este jueves sus sesiones en la localidad deTiquipaya, al centro de Bolivia, con una gran festividad en la que el presidente venezolano Hugo Chávez cantó el siguiente corrido acompañados por unos mariachis putumayos chilenos entrenados en Yucatán.
Aquí les dejo la transcripción de la letra. la música no pudo ser copiada debido a que Chávez la canto en La Mayor desafinación que oídos humanos hayan escuchado. 



Yo no tomo Coca Cola
porque dice Evo Morales
produce daños mortales
al uso de la pijola.


También dijo el boliviano
que todo el que come pollo
cambia un tubo por un hoyo
si no se pone liviano.


¡Papa holandesa! ¡Qué va!
¡Ni a jodidas! Causa daño:
pone el seso del tamaño
que lo tiene el aimará.


También la iglesia romana
hizo una declaración
donde le da la razón
a su colega altiplana.
Añade que ya la gana
de meterse a maricón
viene de un gallo capón
dotado de polla enana
y sabemos que no emana
de la santa religión.

Los hermanos Ferrer

El heroe verdadero ni miente ni exagera, porque simplemente lo hizo por amor y lo olvidó. Son los heroesillos de cartón los que viven de glorias añejas o heredadas.
No es para exigir reconocimiento, poder o botín que el ser honrado se rebela y se lanza al acto heroico. Es por la satisfacción de servir, por un impulso, a veces desconocido, inexplicable, pero propio de los buenos.
Los héroes después de la hazaña, que para ellos fue una necesidad, vuelven callados al trabajo honrado, reconfortante y creador. No mendigan prebendas mostrando cicatrices.
Esos son los hermanos José Daniel y Luis Enrique Ferrer: Héroes sin fanfarrias, testículo puro. José Daniel condenado a 25 años de prisión y Luis Enrique a 28. Llevan 7  en la cárcel. Desde la Primavera Negra de Cuba en 2003 han permanecido inquebrantables. Un día podré abrazarlos y agradecerles lo que han hecho por el honor y la dignidad de Cuba.






martes, 20 de abril de 2010

Autoridad moral

Ayer, lunes 19 de abril, en el noticiero estelar de Telemundo Canal 51, una señora llamada Josefa López, que--según la reportera-- no quiso salir en cámara, intentó disminuir la imagen de Laura Pollán. Ante tal desatino la única respuesta posible es esta. Únicamente un loco, un oportunista o un agente castrista pondría en duda la autoridad moral de Laura Pollán.
Aquí les va una integridad sin discusión:













Aclaracion del por qué

Algunos amigos me pidieron que aclarara el por qué de mi último post. Aquí les va

¿Quién recoge dinero en nombre de Las Damas de Blanco?



Enviado por ei en Abril 19, 2010 – 20:49 pm


Laura Pollán ha emitido un documento desde La Habana desautorizando cualquier transacción o empresa en nombre de Las Damas de Blanco que no pase por sus representantes en el exterior: Blanca Reyes en España y Yolanda Huerga (foto) en los EEUU.


Invitada en el programa “A Mano Limpia” (América TeVé, Canal 41 de Miami) de esta noche, el conductor Oscar Haza le preguntó a la Sra. Huerga quién está haciendo esas acciones ilegítimas a que alude la carta de la Sra. Pollán. Sin embargo, y contra la lógica noticiosa, se consideró que ese no era un tema importante; y que lo que había que hacer era hablar de la represión en Cuba.


Hablar de la represión en Cuba, más que noticia, es un sobrentendido. Se trata, como sabemos, de una dictadura o tiranía. ¿Por qué insistir entonces en lo trillado y no sacar a la luz lo realmente interesante?


Tomado del blog de Emilo Ichikawa

lunes, 19 de abril de 2010

"Muy interesante"

Interesante, es desde hace mucho tiempo, un vocablo vacío. Para ese significante existen tantos y tan ambiguos significados que decir esto o aquello es interesante puede ser desde una cortesía hasta una burla, o una no muy sutil provocación para desencadenar un debate que no sobrepasaría lo bizantino y, como tal, con resultados pírricos para los contendientes, aunque pudiera beneficiar a terceros que busquen precisamente la circense controversia que divida, cree fisuras y desvíe la atención de temas más sustanciales.
Enaltecer la virtud, de las Damas de Blanco dentro de la isla, y hacerlo en todas las ocasiones posibles jamás será un tema manido, porque ellas con su entereza inauguran en cada enfrentamiento con la dictadura lo esencial, lo inusitado, “lo interesante”, en el sentido prístino del sema.
Quien desee saber sobre cierta turbidez aparecida reciente—y no ingenuamente—en relación con la representatividad de las Damas de Blanco en el exilio, sólo tiene—ya que vivimos en una sociedad abierta y con absoluta transparencia—que acudir a los registros públicos y de fácil acceso y complacer su curiosidad sobre “cosas interesantes”.
Pero no será la legítima representante de las Damas de Blanco quien se preste a servir de caja de resonancia de intereses, que para algunos pueden resultar “muy interesante” pero que en nada ayudarían al objetivo de las que dentro de Cuba luchan por la libertad de sus familiares encarcelados.

Un comunicado doloroso

Comunicado de las Damas de Blanco



17 de abril de 2010



La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com  – Las Damas de Blanco, aquí en Cuba hoy reunidas, 17 de abril, ratificamos como nuestras representantes, en América a Yolanda Huerga y en España a Blanca Reyes.
También queremos plantear que no reconocemos, porque no se nos consultó y no estamos de acuerdo, que nadie utilice nuestro nombre para corporaciones, casas de negocio ni nada. Somos defensoras de los derechos humanos, defendemos la familia y no puede mediar dinero para ninguna corporación ni casa de negocio.
No autorizamos a nadie, absolutamente a nadie, que no sea Yolanda Huerga o Blanca Reyes, nuestras representantes, a que hagan cualquier gestión.
Les habló, Laura Pollán Toledo, desde La Habana, Cuba.



Las turbas paramilitares castristas, rodearon, incomunicaron, insultaron y hasta golpearon a algunas de las Damas de Blanco en su sede de la calle Neptuno en Centro Habana durante el sábado.
Las turbas paramilitares castristas arrestaron y desviaron de su ruta a algunas Damas de Apoyo que pretendían llegar hasta la iglesia de Santa Rita para su misa y caminata tradicional de los domingos.
Las turbas paramilitares castristas acosaron e insultaron a las nueve Damas de Blanco que lograron ir al servicio religioso. Con andanadas de improperios, ráfagas de insultos, bombardeo de dicterios los heroicos soldados del palo, el cable y la cabilla mostraron una vez más las hazañas de que son capaces. Un rechoncho oficial de la policía política explicó ante las cámara de la prensa extranjera que la contramarcha se efectuó porque las Damas de Blanco no habían pedido permiso para su actividad.
Las turbas paramilitares castristas desde marzo no han cesado de intentar ponerle freno al decoro, la entereza, el amor por la familia y por su país de las Damas de Blanco. Aquel pequeño grupo de mujeres aterradas que se reunió por primera vez en la antesala del cuartel general de la policía política en La Habana, donde la mayoría se conoció y decidieron agruparse, mientras sus familiares eran procesados sin las mínimas garantías, se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza para la dictadura cubana.
Las fotos, los videos, los reportajes sobre los atropellos de marzo contra las Damas de Blanco recorrieron el planeta y despertaron las más grandes muestras de simpatía. El mundo comenzó a ver sin veladuras las entrañas represivas, criminales de la dictadura de los hermanos Castro. Artistas, intelectuales, parlamentos de muchos países se manifestaron contra tamaño salvajismo. En diferentes ciudades del orbe se efectuaron marchas solidarias con las corajudas Damas de los Gladiolos.
Pero, al parecer, ello mismo ha despertado apetitos oportunistas, ansias de trepadores inescrupulosos que en vez de reconocer la dignidad y grandeza de las Damas de Blanco, quieren usarlas para su beneficio o para lograr un protagonismo que nunca tuvieron dentro de la isla, y eso me ha asqueado. El estómago me dio una voltereta cuando leí el comunicado que en medio de los riesgos que corren, en medio del arduo quehacer en que se empeñan, las Damas de Blanco han tenido que emitir para frenar las apetencias de quienes pretendan envilecer el nombre y la obra de tan honrosas mujeres.

domingo, 18 de abril de 2010

Qué pensará de ello la UNICEF

Ayer sábado, casi al anochecer, he hablado con Alejandrina García de la Riva. Ella me ha contado lo que ocurrió en casa de Laura Pollán.
Con voz dulce y pausada, como si estuviera narrándole una vieja historia a sus nietos, la esposa de Diosdado González Marrero, quien fue condenado a 20 años de prisión cuando la Primavera Negra de Cuba, me ha dicho que lo más doloroso no fue que un agente de la policía política le torciera un brazo casi hasta fracturárselo y pretendiera no dejarla llegar a casa de Laura, sino cuando vio que los agentes castristas estaban usando niños para que las insultaran y les lanzaran objetos, hasta piedras.
¿Niños? Pregunté. ¡Niños¡ Me explicó. Cuando me le escapé al gorila que forcejeaba conmigo para que yo no llegara a casa de Laura, y las Damas de Blanco que estaban dentro salieron indignadas a defenderme del acto feroz del agente, ellos dieron la orden y la turba se abalanzó contra nosotras. Desde el techo de casa de Laura desplegaron una bandera cubana que nos cubrió. Nos empujaron. Nos insultaron. Palabras groseras. Nos dijeron horrores. Pero lo más doloroso fue oírlas de las bocas de los niños que trajeron para un acto tan miserable.
Están desesperados, me ha dicho, ¿qué dirá El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, al saber que el régimen cubano usa niños para semejantes atropellos? Están desesperados. Ya no les queda nadie a quienes puedan arrastrar para tal barbaridad.
Colgué el teléfono. Y me quedé pensando. Pensé. El régimen cubano está perdido. La bandera cubana a quien cubre, enaltece y protege es a las Damas de Blanco. Tiene todos los símbolos al revés. Cuando la utopía todavía era creíble, millones de niños se incorporaron voluntariamente a la campaña de alfabetización, ingresaron a la organización de pioneros, y podía aceptarse, pero eso de que los lleven a un acto donde se atacará a mujeres indefensas es ya una aberración. Como me ha dicho Alejandrina, qué pensará de ello la UNICEF.

viernes, 16 de abril de 2010

Escrito sin permiso (Capítulo 25)




Partió la caravana.
A mi lado un capitán sombrío.
Pistola y silencio el capitán.
Yo esposado, dejándome llevar hacia el olvido, las sombras, el mutismo.
Un oficial de silencio y pistola junto a cada uno de mis compañeros.
Oficiales de pistola y silencio de pie en el pasillo del ómnibus.
Parte la caravana.
Iniciando la marcha dos motocicletas de tránsito. Le siguen tres autos de la policía política, dos con inscripciones grandes, legibles a distancia en los laterales de los coches: G-2. Luego nuestro ómnibus. Detrás una ambulancia. Cerrando, dos autos más de la policía política. Va la caravana. Sinuosidades, recovecos, calles bachosas. La autopista nacional se extiende al frente. El ómnibus la consume, parece irse atragantando de asfalto. A mi derecha, Jorge Olivera; a mi espalda, Víctor Rolando Arroyo; a mi frente Edel José García. Converso con Edel. Comentamos las últimas noticias. Le hablo de las declaraciones de José Saramago.
“La anciana comunista se le viró con cartas al Gran Burundú”, le digo en broma a Edel.
“¿Quién?”. Me pregunta Edel, que no entendió el chascarrillo.
“Sara Mago”, le respondo riendo.
Edel ríe. Al capitán sombrío no le gusta la broma. Nos ordena callar. Me alebresto:
“No joda, cómo me voy a callar si acaban de echarme 18 años por hablar”.
Edel se calla. Me callo también. Miro a Oscar Espinosa Chepe. Se ve mustio, muy pálido. Va silencioso. Sumido en sus pensamientos. Jorge Olivera me pregunta quedamente, casi con ademanes, qué creo de nuestras largas condenas. Tiro a chanza mi respuesta:
“No le hagas caso a los 18 años. Ese viejo cagalitroso no durará tanto”.
Olivera ríe. Yo río. El capitán sombrío me ordena silencio. Discuto con él. Héctor Maseda viene por el pasillo. Lo veo andar tambaleándose por los sacudones del ómnibus en la autopista. No puede sujetarse. Anda esposado. Camina hacia el fondo. Creo que podríamos conversar cuando pase a mi lado. No nos lo permiten. Apenas nos estrechamos las manos esposadas. Va al baño. Regresa. Me sonríe de nuevo al pasar de vuelta.
“Ya te estás meando -le digo cuando cruza- deja que lleguemos que nos vamos a cagar”. El ríe. Ríe con la misma soltura que reía cuando nos reuníamos cada martes o miércoles en casa de Ana Leonor para trasmitir nuestros despachos y yo soltaba una de mis bromas. El grupo Decoro era una especie de familia. No había intrigas ni chismes. Éramos, territorio libre de Bagueres, como hermanos. Nos divertíamos trabajando. Maseda, muchas veces, la diana de mis jodas. Me gustaba verlo enrojecer como un niño candoroso y reírse con la bondad de un hermano mayor que perdona las travesuras del más pequeño. Cuando lo conocí era un opositor político puro. De periodismo no sabía ni armar un buen lead. Pero con su inteligencia aguda, con su cultura amplísima, con su tenacidad y disciplina, en poco tiempo se convirtió en uno de los mejores reporteros y articulistas del Grupo Decoro. Recuerdo cuando yo lo reprobaba por el tono editorialista de sus textos. Siempre le decía: “Caballón, bájate de la tribuna que esto es periodismo”. Y él sonreía y anotaba mis sugerencias para mejorar su trabajo y nunca más volvía a cometer el mismo error. El Grupo Decoro era una fiesta. Claudita, la niña de la pandilla, todos la cuidábamos. Pepito (José Ubaldo), el malandrín que más comía cuando, entre todos, reuníamos dinero y mandábamos buscar merienda. Oscar Mario, la mesura y la nobleza. Lleno de frases amables se ganó el cariño de todos a los pocos días de ingresar al grupo. Ana Leonor, La Poli, por polilla, no por policía, el diccionario regañón. No dejaba pasar una incorrección en los textos de nadie. El Grupo Decoro pagó su encanto con cuatro presos. José Ubaldo Izquierdo, Omar Ruiz, Héctor Maseda y yo. No sabíamos que la policía política se ensañaría tanto con nosotros.
Regresó Maseda a su asiento y yo quedé con mis recuerdos. En Santa Clara bajaron a Maseda del ómnibus. Hasta hoy no lo he podido ver. Subieron a otros. Continuó la caravana. Nos brindaron un almuerzo frío. Esas eran las cajas que subieron los guardianes en el parqueo de Villa Marista. Pollo frito, arroz congrí y vianda. Comí sólo el pollo. Cuando fui a la toillete para lavarme las manos, me vi en un espejo por primera vez después de 35 días. Era pelo y palidez nada más. Qué trabajos pasé para orinar. Es casi un ejercicio erótico-masoquista eso de bajarse la cremallera y orientar bien la fontana con las manos esposadas y un ómnibus dando tumbos. En Sancti Spíritus hicieron una parada técnica para ponerle combustible a los carros. Abandonamos la autopista nacional. Rodábamos entonces por la vieja Carretera Central. La marcha más lenta. La Carretera Central es en realidad una vereda asfaltada. Han pasado casi 80 años desde que se construyó. El otro dictador, Gerardo Machado, la enarboló como un gran triunfo de su mandato. La cacareó tanto como la construcción de El Capitolio, a lo mejor para su tiempo era una gran carretera, hoy es un trillo por el cual se debe conducir con sumo cuidado. Ciego de Ávila fue la otra escala. “Ciego del ánima”, dije recordando la vieja novela Siempre la muerte, su paso breve, del escritor cubano, nacido allí, Reynaldo González. Pensé en mi hija Tairelsy y mi nieto Samuel. ¿Qué estarían haciendo en esta tarde en que yo pasaba por Ciego de Ávila, esposado, sin besos y sin regalos para ellos? Bajaron a tres o cuatro de mis compañeros. No pude saber a quiénes. La llanura camagüeyana se extendió frente a nosotros. Recordé a otro poeta avileño, Roberto Manzano Díaz, modestia y lirismo. “Sabana, / patria de mis ojos. / Desmbarazado fulgor. / Espatillo y corojo en la distancia”. Recité mentalmente los versos de Manzano. Me adormilé.
Cuando desperté estábamos en Camagüey. Un parqueo con varios carros de policía. Desde un cobertizo de tejas acanaladas de asbesto-cemento me saludan dos jóvenes. No recordaba haberlos visto antes. Nos habían desmontado a todos para que estiráramos las piernas. Eran Normando Hernández y Mario Enrique Mayo. Hubo permutas en Camagüey: se quedaron algunos e ingresaron otros. Ya de noche entramos a Holguín. Recordé al poeta francés del mismo nombre. Vaya manía de asociar los lugares con la literatura. Nueva permuta. Dejamos a unos y recogimos a otros. Comimos sentados en el contén de una acera en el patio del cuartel provincial de la policía política holguinera. Seguimos viaje en medio de la noche.
“¡Ñooo!, ¿y p’a dónde vamos nosotros?”, me preguntó Jorge Olivera.
“Creo que p’a Jamaica” le contesté riendo.
De madrugada entramos a la cárcel de Boniato.

jueves, 15 de abril de 2010

Abrazos de regreso

Cuando regrese a Cuba, si es que –como les ha ocurrido a muchos buenos luchadores cubanos —no he muerto antes, no será a Silvio Rodríguez a quien abrace.
Le llevaré un primer abrazo a Héctor Maseda, liberal coherente y de cepa que en medio del juicio en el que un fiscal solicitaba para él 20 años de prisión, mientras el supuesto jefe de los liberales en Cuba flaqueaba, dijo con voz serena que él había sido liberal, era liberal y moriría liberal, y luego de siete años de cárcel ha mantenido su palabra.
Le llevaré un abrazo a Próspero Gainza Agüero, un guajiro recio y auténtico que ahora mismo cumple 25 años de cárcel y que será un buen ejemplo para las batallas nuevas que habrán de librarse entonces.
Le llevaré un abrazo a Juan Carlos Herrera Acosta, un periodista independiente que extingue una condena de 20 años por serlo bajo la ruda mordaza de los Castro y lo será ante atropellos, manipulaciones, falsos encumbramientos, corrupciones y clientelas futuras, y entonces no se podrá ponerlo preso.
Le llevaré un abrazo a Regis Iglesia, un poeta sin ínfulas ni poses de dómine que, desde la cárcel misma ha arrancado a la palabra y a la belleza sus más altos registros y de quien no se puede decir que rima mal pero lucha bien, porque ha hecho las dos cosas con excelsitud.
Le llevaré un abrazo a Adolfo Fernández Saínz, exquisito ser humanos, pensador sereno y lucido periodista que ni en la brutalidad de la cárcel ha perdido su compostura, lealtad a su familia y amor a su país.
Le llevaré un abrazo a Ángel Moya Acosta y a Normando Hernández, a Antonio Díaz Sánchez y a Oscar Elías Biscet. Le llevaré un abrazo a Pedro Argüelles Morán y a Pablo Pacheco, a Librado Linares y a Blas Giraldo Reyes. Le llevaré un abrazo a cada uno de los 75, y luego que todos juntos vayamos a darle un abrazo simbólico a Miguel Valdés Tamayo y a Orlando Zapata Tamayo en sus tumbas, mi otro abrazo sería para cada una de las Damas de Blanco.
Le llevaré un abrazo a cada opositor honrado que haya batallado contra lo que Silvio Rodríguez ha defendido y representa, le llevaré un abrazo al pueblo cubano que para entonces no escuchará al viejo trovador sino que abarrotará los espacios donde Gorkí Águila y Los Aldeanos y otros grupos hoy sin escenarios ni pasaportes sean los que eleven la nueva canción.
A Silvio Rodríguez no lo abrasaré, pero tampoco lo abrazaré, a lo sumo, escucharé algunas de sus canciones que son joyas de la lírica trovadoresca cubana, pero no gastaré mi tiempo en abrazar a quienes no supieron a tiempo abrazar las necesidades y los ideales de su pueblo. Que vivan, traten de ser felices, pero sin mi abrazo.

miércoles, 14 de abril de 2010

La primera de las marchas

La primera marcha nos pareció temeraria. Era una experiencia inédita. No sabíamos lo que nos aguardaba. Pero había que hacerla. El miedo es precisamente eso, el sobresalto que produce lo desconocido; el valor, vencer ese sobresalto y emprender lo que se debe. Lo hicimos. Y así se abrió un camino que hoy lleva más de siete años desandándose.
Las que lo inauguramos fuimos: Laura Pollán, Loida Valdés, Dolia Leal, Gisela Sánchez y su cuñada Vilma Portales, Mireya Pentón, Marcela Sánchez, Caridad Noa y la madre de su esposo Felicia Espinosa, Bárbara Rojo, Margarita Borges, Berta Soler, Matilde Jerez, Isabel Ramos, María Elena Alpízar y yo (Yolanda Huerga).
Hoy me alegro de haber estado entre ellas y lamento no estarlo aún. Con ellas aprendí que la sangre corre más ligera por las venas cuando se anda acompañado de mujeres que representan la verdad, la justicia y el amor.

Tomado del blog Mujeres coraje

Ambiciones más grandes que el corazón y el cerebro

Combatir la mentira con otras mentiras no genera héroes. Es miserables apetentes de falsas y ajenas glorias lo que origina. Cuando el ser humano ha tenido la oportunidad de un acto altruista, o alguien cercano a él—ya amigo o familiar—lo acometió, ello no le da el derecho de mentir o exagerar porque se traiciona a sí mismo o traiciona al cercano y se torna tan despreciable como aquel que los doblega o tiraniza por medio de la mentira.
El heroe verdadero ni miente ni exagera, porque simplemente lo hizo por amor y lo olvidó. Son los heroesillos de cartón los que viven de glorias añejas o heredadas. No es para exigir reconocimiento, poder o botín que el ser honrado se rebela y se lanza al acto heroico. Es por la satisfacción de servir, por un impulso, a veces desconocido, inexplicable, pero propio de los buenos.
Los héroes después de la hazaña, que para ellos fue una necesidad, vuelven callados al trabajo honrado, reconfortante y creador. No mendigan prebendas mostrando cicatrices.
Desde una celda de castigo en la cárcel de Aguadores, en Santiago de Cuba, el 29 de septiembre de 2003, pensando en ello le escribí—y se publicó entonces, exactamente el 11 de diciembre del mismo año, no después que salí de la prisión y me puse a buen resguardo—a Yolanda lo siguiente:
No barruntamos que si alguien se sueña estatua, ése es el tirano. No sabe que al convertirse, en vida, en más mármol que carne humana, sensible y perecedera, el resto de los hombres comienzan por temerle, luego por despreciarle, y más tarde burlarle. Lo que empieza con solemnidad de himno para el héroe—si es un tirano el elegido—termina con fanfarrias de circo para el devenido saltimbanqui, caricatura de lo que fue heroísmo.
La oportunidad de servir a la humanidad—y esto no lo ha entendido nunca ningún tirano—es ya en sí mismo la presea. Todo jalón áureo, todo entorchado dorado que se procure luego, no sintetiza el instante supremo en que el destino individual brinda una brizna de gloria. Coincidir, ya por azar, ya por decisión propia, en el segundo exacto en que los demás requieren del acto altruista no significa luego que los beneficiarios nos deban pleitesía eterna.
Pensaba entonces en Fidel Castro, y así lo plasmé. Hoy pienso en mequetrefes que ni a tiranos llegarán, porque son miméticos en gestos, tonos y palabras de quien los subyugó por mucho tiempo y los saturó de esa maléfica influencia—y ya se sabe que toda imitación es un fracaso—más, cuando falta la instrucción necesaria y el arrojo imprescindible. Son en realidad, pobre diablos que más que títeres embusteros no han sido, ni serán otra cosa, que payasos aficionados con las ambiciones más grandes que el corazón y, por supuesto, que el cerebro.

martes, 13 de abril de 2010

Otro símbolo para la nostalgia

Viven muy felices,
no digo yo...
Los que repiten la lección como aprendices,
los que no buscan más allá de sus narices
viven muy felices

Lo peor no es morirse, sino, no morirse a tiempo. Los amados de los dioses mueren temprano, aseguraban los griegos. A fin de cuentas todos nos morimos como hemos vivido. Lo que dejamos, si es que acaso dejamos algo, material o espiritual, sólo es herencia para la nostalgia.
La vida es real, como una piedra, y se esculpe hasta la belleza o el desastre. El pasado es ceniza. Al pasado sólo se va cuando queremos revolver y utilizar sus restos para un presente que ya está siendo pasado y será también cenizas.
El ser humano que se fue es eso: lo ido, lo que vivió, la manera en que usó la vida, y para qué. Sustancia inerme para ser evocada y hasta utilizada, según quien apele a ella.
El que se fue no puede, aunque se lo haya propuesto en vida, regentear a aquellos que viven de otro modo, en otro tiempo y que también pretenden dejar la muesca de su paso por la vida, a lo sumo puede servir de instrumento para que otro se erija sobre él, ejercer una influencia rentable para quien la busque.
Silvio Rodríguez es ese pasado, sólo que aún tiene ansias, quién sabe si es que no era tan amado por los dioses como algunos creímos alguna vez, pero este tiempo es otro, son otras las intenciones/ y son otras la palabras/ en la frente y en la lengua/ de la juventud temprana.
En el momento en que fue convocado respondió a los heraldos que moriría como había vivido. Creyó que se le convocaba para darle un sitial. Erró. El tenía ya el sitial. Y era alto, y lo admirábamos. Por eso se le convocaba. No confió. Tenía miedo de perderlo, cuando bien valía la pena, se podía, quizás, alcanzar otro más alto, los seguidores se contaban entonces por centenares de miles.
Pero no dio el salto. Explicó que se le convocaba a tanta mierda. El tiempo pasó, implacable, aplastante. El tenía razón, no sabía lo que era el destino. Nadie lo sabe. Layo creyó saberlo. Se lo vaticinó el Oráculo de Delfos. Quiso torcerlo y murió asesinado por Edipo. Y eso sí lo sabía Silvio. Quizás por ello ande ahora ciego y errante por una Coloma arruinada. Convocarlo es tardío. Ya para sus seguidores también el tiempo pasó implacable, aplastante. No llegan a mil. Sumarlo sí. Tiene una obra valiosa, ya símbolo de una nostalgia sustituta de la más vieja aún.

sábado, 10 de abril de 2010

El Condottiero de Castilla contra el Asere del Louvre

Carlos Alberto Montaner y Silvio Rodríguez han montados sus rocines y, adargas en ristre, se han lanzado a la batalla. El clangor de las trompetas, la estridencia de los clarines, las reglas en antiguos pergaminos inauguraron la lidia. En la gradería patricios y plebeyos dispuestos al aplauso y al abucheo. Unos apuestan por el Condottiero de Castilla y otros por el Asere del Louvre.
En los primeros lances, escaramuzas poco sangrientas, ha habido sólo un tanteo de estilos. Montaner, gentil y lisonjero-inclusivo se llama en esta época-, hasta ahora sólo ha brindado pañuelos perfumados a su contrincante y a sus eufóricos aficionados. Rodríguez, más dado a las acritudes visigodas, ha lanzado a su rival algunos seborucos encontrados al borde de la serventía.
Los diestros caballeros dispuestos a brindar una lidia distante de la pendencia callejera han elegido el burilado estilo aristocrático. ¿Qué es eso de morirse de hambre en una huelga o salir a la calles a recibir palos y cabillazos?
Todo comenzó con cierta alusión del Asere del Louvre, en uno de sus intentos de lírica monódica, en los salones de la corte del Rey Fecalón sobre la disposición del Condottiero de Castilla. Lo que el Condottiero entendió como un pañuelo lanzado al rostro en señal de desafío. Púsose su peto, su espaldar, ciñó su florete, levantó su blasón y lanzóse al ruedo e improvisó una filípica dorada.
El Asere del Louvre, sintió el golpe del Condottiero de Castilla y ripostó, más bien con una vitriólica catilinaria, no exenta de cierta cursilería meliflua donde Numancia no tiene otro remedio que apelar al partisanismo. Ante ello el de Castilla acudió a los anales y desempolvó viejos códices en los que se narra la historia de Amadíes y Caballeros que sustentan con sus huesos blanqueados por la gloria de la eternidad el areté indispensable para estos días. Volvió a estremecerse el del Louvre y, olvidando su supuesto intento de corifeo adelantado a la platea, reculó hasta el tumulto y respondió desde la lírica coral con una antiquísima composición del Rapsoda en Jefe. Hasta ahí el espectáculo. Sé que vendrán más escenas. Se apelará a antiguos coturnos y arcaicas caretas. Las aguas en Venecia se pudrirán mientras Otelo asfixie a Desdémona. Troya arderá. Tras bambalinas avezados Tartufos irán eligiendo antifaces, délficas Casandras augurarán tragedias venideras, sutiles Harpagones alistarán sus bolsas y sus arcas. El Gallego y el Negrito bailarán una guarachita de Pedro Luis Ferrer. Liborio volverá a mostrar su escuálido costillar y caerá el telón.

Carlos Pintado: cinco ases al tiro










Un niño oscuro y solo me conmueve


Un niño oscuro y solo me conmueve
como el cadáver viejo de algún muerto.
Como el cadáver viejo de algún muerto,
Un niño oscuro y solo me conmueve.
Saberlo en la penumbra me entristece,
como la tarde gris cuando me mira.
Como la tarde gris cuando me mira,
Saberlo en la penumbra me entristece.
¿Qué me separa acaso de sus manos?
¿Qué tiempo inabarcable y hondo pasa
entre los dos, de pronto en una plaza
y al querer acercarnos todo es vano?
Un espejo, una fuente nos separa.
En otro tiempo estamos cara a cara.


Las noches en Mortefontaine


Noches de amantes breves como cirios ardiendo,
y cetros y fortunas y reyes y palacios.
Noches de espejos hondos, aguas de un río mágico.
Noches de altas torres perdiéndose en la noche,
y sonoras tinieblas retumbando en lo oscuro.
Noches de laberintos como hojas cayendo
sobre el pozo abismal donde mi sed enjoya
en música sus cantos, sus noches tan eternas.
Noches de verjas altas y jardines y estatuas.
Noches en donde todo parece que se escapa
a domeñar la forma terrible de mi sombra.
Noches en que me pierdo sin saberlo en la noche,
bajo gotas finísimas como cristal soñado,
por senderos de nieblas, por bosques de unicornios.
Noches en que las cosas que amamos se despiden
agitando en el aire una espantosa mano.
Noches para soñarnos la mano que retira
la nieve de la espada, la espada de la piedra,
y el mágico rocío sobre el agua del lago,
agua lustral fluyendo, agua de plata y luna.
Noches de hondos espejos en sombras desvelados,
y rostros que se asoman hacia un fondo de sombras.
Noches que son el sueño del cuerno y del marfil.
Noches de puertas altas, de interiores sagrados,
y paisajes mostrando el nácar de algún rostro.
Noches para olvidar quién por mi sombra avanza,
bajo qué estrellas quedo sosteniendo mi cuerpo
insomne y solitario, como una luz temblando.
Noches de islas lejanas, de bajeles sombríos
y puertos ideales para agitar pañuelos.
Noches para sentarnos a hablar junto a la noche.
Noches de torvos pájaros y tigres en penumbras,
y dedos sobre el vidrio, y cítaras tocando.
Noches en que no somos sino la noche misma,
reconociendo el paso ruinoso de sus muertos.

Escrito en 1988



Denme la sombra, oscura mansedumbre.
Denme la pluma, el ave; denme el sueño.
Denme el castillo, el foso y el empeño
De nombrar los misterios de la lumbre.
Denme la vida, y denme ya la suerte
De ver el paraíso y el infierno
Y el veneno y la copa y aquel cuerno
Que en la sombra alumbró toda mi muerte.
Denme la eternidad que poco dura.
Denme el breve recuerdo que procura
Mis templos, mis ciudades, mis Parnasos.
Denme todo el valor, todo el soñado
Valor que sólo en sueños he buscado.
Y denme amor, la luz y los ocasos.

Cuartetas de otoño



Me han concedido el fuego del pecado.
Sólo el fuego; el amor jamás ha sido
En mí sino una sombra. Yo he soñado,
en las eternas noches del olvido,


Que alguien me ama y me sueña. No he podido
Corresponder. Soy triste como el hado
Que invierte los destinos del amado.
Soy el amado; no quien ama. He sido


El traidor y el amigo. He complacido
A oscuros dioses el manjar sagrado.
Alguien en la penumbra me ha buscado.
Alguien en la penumbra me ha vencido.


Palimpsesto



Descifrar el misterio de las cosas,
Las ambiguas palabras, el severo
Orden de tantas frases, el austero
Mecanismo de noches silenciosas.
Ver en lo que nos legan con cuidado
Oscuras escrituras muy secretas,
Manuscritos de dioses, las discretas
Historias que los hombres han soñado.
¿De tus símbolos cuál ha resistido?
¿Qué letras ya borradas han surgido
Del alba tan eterna, tan distante?
¿Quién nombrar puede tus misterios todos?
¿Qué marcas o qué trazos son tus modos
Perdurables, secretos, inconstantes?

viernes, 9 de abril de 2010

Regalo

Especialmente para mi amigo Heriberto Hernández, luego de leer su opinión sobre Pedro Luis Ferrer en la Finca de Sosa.

Pequeña suite para Elizabeth

Por Manuel Vázquez Portal
Grupo de Trabajo Decoro
                                           
      A la memoria de Elizabeth Brotons, madre de Elían González.



LA HABANA, 24 de diciembre de 1999. http://www.cubanet.index/ - ¿Cómo se llamaba la mamá de Elián? ¿Dónde vivía? ¿A quién amaba? En la tribuna no se ha dicho siquiera una vez. Nadie habla de ella. No sabemos si huía o si soñaba. Si era perversa o pura. Si desdichada o alegre. No aparece su foto por la televisión. Nadie la invoca con nombre y apellido. Nada sabemos de ella. Nada se dice. Nada hemos podido averiguar.
Sólo se cuenta que un día sobre una frágil lancha enrumbó con proa a su ilusión. Sólo se cuenta que murió entre las aguas del Estrecho de la Florida. ¿Qué ansiaba mientras las olas de encrespada blancura la bamboleaban? ¿Qué fantasías la alentaban mientras el aire salitroso le acariciaba la piel y le revolvía el cabello? ¿Qué anhelos cumpliría cuando la tierra firme estuviera otra vez bajo sus pies?
Ahora, esa mujer sin nombre es una sombra que se mueve oculta, como hurtada de la familia, tapizada por el aluvión de celebridades que ella misma creó con sólo morirse braceando contra el mar. Se habla del niño símbolo. Se habla del padre héroe. Se habla de los abuelos mártires. Pero ni una palabra de la sombra que los hizo a todos conocidos.
El destino es cruel. Para que se cumpla el sino de unos tienen que sacrificarse otros. A ella le tocó en suerte la muerte y el olvido. Es como si los pequeños seres fuéramos movidos por una fuerza superior, desconocida e irrefutable que dispone a su antojo de nuestras vidas.
Resulta, pues, que quien desencadenara todos los sucesos de la tragedia tiene el pequeño papel de pasar por la escena sin nombre y sin historia. Es simplemente la madre perdida que, por supuesto, no se acusa de irresponsable, loca, apátrida, "gusana", porque la imagen de la madre es muy valiosa para cualquier representación conmovedora que se quiera montar.
Elizabeth se jugó la vida, y la perdió, por un sueño. Un sueño que la llevó, quizás, a atar a su hijo a un neumático para que por lo menos él lo realizara. No quede, entonces, en el olvido esta mujer que un día se echó al mar con proa a la ilusión.