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miércoles, 6 de enero de 2010

DOS MÁS DOS, SON 75


Amarse sin fatiga y sin receso



Por Manuel Vázquez Portal



Alfredo Felipe Fuente cayó preso estando tan enamorado como treinta años antes cuando le prometió a Loida Valdés que la haría feliz para toda la vida.
Apenas veintitrés años tenía Alfredo Felipe cuando tomó de la cintura a Loida y la llevó a un hogar que dulcificarían a lo largo de tres décadas. Artemisa, un pueblecito disputado entre Pinar del Río y La Habana, los vio amarse sin fatiga y sin receso. Los vio estudiar, trabajar con ahínco, educar a dos hijos. La primavera de 2003 los sorprendió en la más larga luna de miel del mundo.
Loida quedó como atrapada en una telaraña de penumbras cuando aquella tarde de marzo la policía política cubana arrancó de su abrazo al hombre que ha amado toda la vida. Se sentía como con los ojos vendados, no sabía dónde quedaba el lecho --en su mitad vacío-- ni qué hacer con el plato de la tarde.
Alfredo Felipe Fuentes había estudiado economía y desde su mesa magra hasta su ciudad hambreada sabía que la economía andaba mal, pero también sabía que la economía andaba mal porque la política del país era quien peor andaba. Lleno de amor, quijotesco tal vez, quiso defacer el entuerto. Le costó la cárcel. A 26 años de prisión fue condenado por desear que el plato de las tardes se llenara en todos los hogares y la gente volviera a ser feliz.
Cuando aquella tarde de marzo lo separaron a la fuerza de Loida, la única manera en que se separaría de ella, Alfredo Felipe era delegado del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos en la provincia de La Habana y miembro del Comité Ciudadano Gestor del Proyecto Varela en Artemisa, pero lo acusaron de mercenario y no lo dejaron siquiera defenderse.
Hace casi siete años no disfruta de la mitad de su cama ni de su silla en la cabecera de la mesa hogareña, no puede acariciar a su hija cuando es asaltada por un ataque de epilepsia, ni aconsejar a su hijo cuando escribe poemas desolados. Pero dice que en mayo, cuando cumpla 61 años, su amor por Loida y sus dos hijos será tan juvenil como al comienzo.



Firmaba Pedro del Sol

Por Don Alternán Carretero

Firmaba Pedro del Sol. Sus despachos llevaban claridad. Iluminaban el silencio de un pueblo amordazado. Se sabía hijo de la luz. Pero también conocía, como José Martí, que como un monstruo de crímenes cargado, todo el que lleva luz se queda sólo y el 18 de marzo del 2003 sintió como nunca la soledad de una celda.
Después de revolcar su casa, husmear entre sus papeles y sus libros, la policía política castrista lo llevó a su cuartel en Ciego de Ávila y sin culpas ni confesiones el 4 de abril lo condenó a 20 años de cárcel. Comenzaba la más honda de las soledades. Mirar en silencio las paredes de una celda de castigo.
Pero qué había hecho Pedro Argüelles Morán para merecer tal pena. Sólo llevar luz, decir, sin miedo, sus verdades, y por eso quisieron convertirlo en un monstruo y cargarlo de culpas. Había estudiado Geodesia y Cartografía y quizás soñaba con un nuevo mapa de Cuba donde la libertad y el respeto a las ideas ajenas fueran los accidentes geográficos más sobresalientes de la isla.
Se inició en la oposición en 1992 como activista del Comité Cubano por los Derechos Humanos. En enero de 1995 se unió a 11 organizaciones opositoras de las provincias de Camagüey y Ciego de Ávila, para formar el Frente Unido Democrático Camagüey-Ciego de Ávila.
En 1995 colaboró en la fundación de la agencia de prensa Patria, la primera fundada en el interior del país. Pero Pedro era un adelantado. Desde 1993 enviaba noticias al exterior de forma directa bajo el seudónimo de Pedro del Sol.
Fue corresponsal en Ciego de Ávila de la agencia de prensa independiente CubaPress. Formó parte de la Cooperativa Avileña de Periodistas Independientes desde 1999. Sólo eso fue, un cartógrafo que dibujaba párrafos de amor sobre las áridas sabanas de una patria arrasada por la censura, el odio y el autoritarismo.
Si quisieron convertirlo en un monstruo y que lo dejáramos solo se equivocaron. No se puede abandonar a un hombre que desde una celda escribe: Me enterraron en un hueco húmedo y frío y lo rellenaron de mentiras e injusticias pretendiendo secuestrarme de la luz, pero la verdad rompe la intolerancia y denuncia la demagogia. Me confinaron el cinismo y la hipocresía, pero la razón se rebela y abre candados y derrumba rejas de odios y venganzas. Me encerraron para silenciarme, pero el amor que todo lo espera me inunda de solidaridad. Las ergástulas no pueden con lo eterno, y lo infinito y lo trascendente son la verdad y el amor.

3 comentarios:

  1. Gracias por ayudarnos a no olvidarlos...
    Conviene que el mundo se acuerde también.

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  2. Felicitaciones por el excelente trabajo en DOS MAS DOS, SON 75
    Es una manera de no olvidarlos...

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  3. Precioso recuerdo a Alfredo Felipe y Loyda Valdés.
    Feliz año: espero que sea el año de la libertad.
    Saludos desde España.

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