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lunes, 18 de enero de 2010

OTRO CANTAR





Dos poemas inéditos de Félix Luis Viera


                              
Foto: Delio Regueral.                             



                               23
Mis hijos me envían cartas como si el hijo fuera yo,
me aconsejan que no beba, que fume poco, que no salga en las noches,
que escuche rancheras y corridos
en soledad.
Un año sin ver a mis hijos tiene el peso de todas las guerras,
me ha matado mil veces,
un millón de veces he visto mi sangre correr por los tragantes.
Mi hijo es dorado como una espiga dorada
y sus ojos tienen el color emergente después de la furia,
él ha sido tierno y cuando tenía 9 años
yo le escribí un poema pidiéndole que nunca abandonara esa ternura
y así lo hizo,
él fue mi gran amigo y me enseñó a jugar como yo no sabía
y hoy seguimos siendo amigos y si ya no podemos jugar juntos
nos escribimos cartas con las reglas del juego que vendrá;
estamos tan seguros de la esperanza que ya no nos importa la esperanza.
La voz de mi hija se escucha por doquier en la inacabable Ciudad,
es la voz de tantas muchachas y de la Primavera que canta en el fresno
y son sus ojos los del colibrí que a diario viene a saludarme en la ventana,
yo he visto su voz en los cientos de aviones que parten el cielo de la noche
he escuchado sus ojos
en los violines que dictan la penúltima lágrima,
en mis cartas le he dicho que se cuide de los poetas de la patria,
que se cuide de los poetas,
son los poetas los que afirman que la patria es una naranja,
son los hacedores de nuevos emblemas,
son entes peligrosos que anidan debajo de los nidos,
son veleidosos, promiscuos, inconstantes
y siempre se hallan seguros de amar a la hija del poeta,
pero son también le digo quienes saben fabricar la pólvora que salva las
heridas,
son los que aman;
en mis cartas le aviso
que se cuide del Tirano:
le obedezca,
le asienta,
las barbas del Tirano están teñidas de azul
y con ellas él caza a las muchachas que andan en busca de su príncipe,
y con sus ojos rojos
mata.
Mi hijo y mi hija
nunca han tenido una pecera.


                             24
Tan pobres hemos sido, mujer, hijos míos,
tan pobre nuestra despensa, nuestros escaparates y la madera de nuestra
puertas.
Pero en lo alto estaba la tribuna de donde salían lo mismo fieras que
gaviotas que los geranios del porvenir.
Hijo mío, tú sin calcetines, sin la pistola de agua que te hiciste grande esperando,
tu madre sin más techo que sus cabellos,
sin otra piedra en la mano que la certeza de la esperanza.
Tan pobres hemos sido,
pero quienes nos leían las cartillas
fabricaban búnkeres con el soldado de chocolate que tú, hijo, no tuviste,
con los calcetines que te trajo un líder
desde sus incandescentes reuniones europeas
adonde iban los líderes a recibir el cartabón, el compás
con que se fabricarían los esplendores de todos, entre ellos el tuyo, hijo mío,
que pasaste por la niñez sin alcanzar
el juguete que por otros decires tú soñabas.
Tan pobres hemos sido, mujer, hijos míos, madre
que por tu hijo diste la última uña que guardabas,
el pequeñito fuego restante de tus pupilas.
Tan pobres hemos sido,
pero todos tuvimos escuelas al pie de las flores
un médico en cada amanecer
un atleta que ponía tu nombre y el mío y el de todos
y el de la patria, el nombre de la patria,
en lo más alto de las colinas de todas las galaxias,
mas no bastaba:
hemos bebido nuestra propia sangre en forma de conos
hemos bebido nuestra propia sangre en forma de estrellas partidas
hemos bebido furtivamente la sangre del hermano
hemos negado la patria a aquellos que también la amaban
hemos hecho de la patria un sudario de discursos
una Pena de Muerte eterna
un zoológico donde no hay raros animales.
Perdóname, patria,
perdóname dorada naranja de la patria
perdóname porque yo también asesiné a la patria en nombre de la patria
yo también firmé el decreto donde hacía a todos los hombres iguales,
donde cada hombre respiraría el mismo oxígeno, la misma cantidad, a la hora
misma,
yo también hice el giro de la hipérbole a la izquierda
hasta que el brazo de la patria se hizo trizas.
Perdónenme, mujer, hijos míos, patria:
tan pobres hemos sido,
nunca hemos tenido una pecera
también por mi culpa,
perdónenme hoy esta amargura, esta franqueza.

Félix Luis Viera: (Santa Clara, 1945) Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la Uneac, 1976, Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba), Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba) y La que se fue (2008, Red de los Poetas salvajes, México); los libros de cuento: Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986. ) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003) y la novela corta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2002, 2006 y 2008, Edizoni Il Flogio, Italia.) Su más reciente novela, Un ciervo herido –que aborda el tema de las Umap, eufemísticamente llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción y, en realidad, campos de trabajos forzados establecidos en Cuba en la década de 1960–, ha recibido un notable reconocimiento de la crítica y de los lectores y ha circulado en España, Puerto Rico, México y otros países; durante cinco meses estuvo entre los libros más vendidos en Miami y ha sido traducida al italiano por la editorial L´Ancora del Mediterráneo. Actualmente es ciudadano mexicano.

4 comentarios:

  1. Felix Luis Viera, los dos poemas excelentes, desgarrados. Por razones personales hace cinco meses mi hija y yo no nos reencontrabamos y hace poco lo hicimos, tu primer poema me ha hecho llorar, por su belleza y porque contiene esos sentimientos tan aparentes simples y díficiles de dejar salir, te agradezco y a V Portal por compartirlos, gracias.

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  2. Este cantar, habla de añoranzas, pero al publicarlo habla de ti Manuel, que lo publicas.

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  3. Manuel Vazquez Portal, estos poemas están en algún libro publicado en Miami o en otra parte?
    Estan demasiado tristes pero sinceros y muy bonitos.

    Nancy la del café

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  4. No Nancy, el café no se ha colado aún, son inéditos, pero espero que el bueen Felix Luis los publique prontamente.
    Un abrazo

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