Mi sombra
Por Pablo León
Mi sombra, que no protesta
ni de mí nada reclama,
cuando me voy a la cama
ignoro dónde se acuesta.
Pero cumplida la encuesta
de mi sueño, me saluda,
y mientras, el día suda
la luz de su recorrido
voy por la calle vestido
y ella me sigue desnuda.
La sombra que anda conmigo
-cuerpo de abstracto charol-
de acuerdo al punto del sol
me persigue o la persigo.
Por ella, a veces, consigo
mirar mi cuerpo al revés
y he preguntado si es
mi propia radiografía
que divide al mediodía
en las plantas de mis pies.
Mi sombra, hacia la distancia
como un espectro se aleja
para volver a su reja
de organizada sustancia.
Su lógica discordancia
hace mis gestos sombríos
y es con los ojos vacíos
de una luz que no promete,
prisionera sin grillete
de los movimientos míos.
Mi sombra es una verdad
confirmada de que existo
-siempre a mi lado la he visto
del tamaño de mi edad.
Puente de felicidad,
soporta la luz que cargo;
y habrá de medir el largo
recorrido de mi vida
desde el punto de partida
hasta el último letargo.
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