SOÑETO
Que los sonetos, más que escribirse, se sueñan.
Se sabe el sol tesoro, y en moneda
de fúlgido esplendor vierte en la huchadel mar la belleza que se nos queda
atada en el mirar, y como es mucha
no cabe en la pupila, pero lucha
por mostrarnos a Dios, que en la alameda
del mágico rielar, hace una pucha
de carámbanos áureos, y con seda
irisada por cierzos seductores
la piel del mar convierte en embeleso
y el cielo en explosión de bordaduras
entramadas con hilos de fulgores.
Se sabe el sol tesoro de ternuras
vertidas en el mar como en un beso.
Hermoso soñieto!
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