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martes, 15 de junio de 2010

Sin ampliar ni corregir

Gira para elogiosos

Manuel Vázquez Portal, Grupo de Trabajo Decoro

LA HABANA,11 de agosto de 2000- ¡Cuba, qué linda es Cuba! Los mogotes del valle de Viñales son preciosos. Las aguas de Varadero son cálidas y cristalinas. Los ómnibus de turismo tienen toilet, video-caseteras, acondicionador de aire. El filete mignon del Floridita sabe a felicidad. Los mojitos de la Bodeguita del Medio alegran el corazón. Las mulatas de Tropicana le provocan una erección a la momia de Ramsés II. ¡Cuba, qué linda es Cuba!
Visto mi país así, como una postalita turística, puede brindar una imagen tan paradisíaca que hasta los mismos arcángeles pudieran caer en la tentación de promover una permuta para Cayo Coco o las playas de Trinidad. La imagen turística que brindan los elogiosos muy poco tiene que ver con la realidad de la Cuba real.
Me gustaría, para esos elogiosos, preparar una gira que les mostrara la verdadera cara de la Cuba que conozco y padezco cotidianamente. Tomar con ellos un "tren lechero" que parta de Santiago de Cuba a la hora que le dé la gana, y después de dos días de viaje, arribar a La Habana bajo un sol que raje las piedras y abordar un camello hasta La Lisa y ver cómo en cada parada sube más y más gente y falta el espacio y el aire y sobran las pestes y las malas palabras, y llegar a la casa y encontrarse que hay un apagón y que el picadillo de soya se ha descongelado y que no hay salsa de tomate ni cebollas para aderezarlo y a las seis de la tarde ver por la televisión la Mesa Redonda Informativa en la que se despelleja a cuanta figura pública tenga una postura política diferente de la oficial.
Me gustaría que pasaran un mes ganando 200 pesos y comiendo por la Libreta de Abastecimientos y que tuvieran que asistir a tres tribunas abiertas y asistir a las reuniones del sindicato y hacer la guardia del cedeerre y almorzar en un comedor obrero y visitar un familiar en una de las más de 400 cárceles del país y ver que la más joven de sus hermanas se le mete a jinetera y que la abuelita venda cucuruchos de maní porque la pensión no le alcanza para sobrevivir y que un inspector o un policía le prohíba ofrecer su mercancía y que vea a los que, como ellos, vienen de turistas y son reyes en un país de mendigos donde ciertos ancianos merodean las zonas históricas pidiendo moneditas.
Me gustaría verlos tratando de fundar un grupo de oposición pacífica y que no se lo permitan y que no se lo legalicen y que dos agentes de la policía política se aparezcan en su casa a las cinco de la mañana y lo obliguen a permanecer en su domicilio con un operativo montado frente a todos los vecinos y que los funcionarios del único partido les digan por la televisión hasta del mal que van a morir y que no tengan ni espacios ni medios para responder a las ofensas y que si las responden por otros medios los metan presos por desacato.
De verdad me gustaría prestarle este servicio turístico para que al final me dijeran si Cuba es linda de verdad.

2 comentarios:

  1. Querido Manuel: Este artículo me viene a recordar que fuiste, desde los tiempos en que te leía -¡y sigues siendo!- el mejor periodista independiente que conozco; un excelente cronista de la realidad cubana.
    Sigue así ¡¡por muchos años!!

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