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lunes, 2 de agosto de 2010

Dijo el general


La misma retórica. Precisa. Sin discusión. Elaborada con las antiquísimas palabras del mejor totalitarismo. El discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, en el Quinto Período Ordinario de Sesiones de la VII legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el Palacio de Convenciones, el 1de agosto del 2010, no deja margen a errores. Se mantiene la postura de “Conmigo o Muerte”. Quienes creían en la posibilidad de reformas que flexibilizaran el férreo control político de la gerontocracia verde olivo han recibido la misma respuesta de siempre: “Varias agencias de prensa y autotitulados "analistas" del tema Cuba, dedicaron durante los días previos y posteriores al acto por el 26 de julio innumerables noticias y artículos en los que, tergiversando nuestra realidad, anticipaban con estridencia el anuncio de supuestas reformas en nuestro sistema económico y social y la aplicación de recetas capitalistas para encauzar la economía; algunos incluso se atrevieron a describir la existencia de una lucha entre tendencias en la Dirección de la Revolución y todos coinciden en reclamarnos cambios más rápidos y más profundos en la línea de desmontar el socialismo” dijo el general.
Pero no es el asunto de las reformas, que de antemano yo sabía no se producirán sino con la extinción de los dinosaurios y el fin de la era glacial en que Cuba se mantiene, lo que hace meditar. Es la manera en que enfoca Raúl Castro el asunto de los presos políticos. Dijo el general: Debo referirme a otro tema de actualidad. Por decisión soberana y en estricto apego a nuestras leyes, en los últimos días se completó la excarcelación y salida del país de los primeros 21 reclusos contrarrevolucionarios, de los 53 sancionados en el 2003 por delitos contra la seguridad del Estado. Transparente. Los liberados no deben agradecer a Orlando Zapata Tamayo, ni a las Damas de Blanco, ni a Guillermo Fariñas su excarcelación. Lo liberados no deben agradecer al gobierno español ni a la iglesia católica y a su cardenal la liberación, fue una decisión de gobierno en un acto de “generosidad”. Bonito. Los liberados no son presos políticos, son contrarrevolucionarios que atentaron contra la seguridad del Estado. Los liberados salieron del país, no se les desterró bajo presión.
Y para que nadie lo dude, el hecho de liberar a estos 53 opositores no significa que no se encarcelará a otros y que las draconianas leyes que les permite encarcelar por divergencias políticas se mantendrán. Dijo el general “…no resulta ocioso reiterar que no habrá impunidad para los enemigos de la Patria, para quienes intenten poner en peligro nuestra independencia.
Nadie se llame a engaño. La defensa de nuestras sagradas conquistas, de nuestras calles y plazas, seguirá siendo el primer deber de los revolucionarios a quienes no podemos privar de ese derecho. Es decir, una vez concluido el trámite de poner lejos de Cuba a los 53 presos que Amnistía Internacional reconoce como presos políticos, y con ello satisfacer los reclamos de las Damas de Blanco que durante más de siete años han marchado por estas liberaciones, se acaba el juego en el que involucraron a Miguel Angel Moratinos y al cardenal Jaime Ortega Alamino, y comenzará una nueva era en que los presos serán otros y otros los supuestos negociadores y así per secula seculorum, porque los hombre mueren pero los Castro son inmortales.

5 comentarios:

  1. Era de esperar... la desesperanza, o sea NADA; con esta gente no hay manera.
    En Cuba NO habrán cambios verdaderos, hasta un día... ¡el de la extinción de los dinosaurios!

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  2. Me encanta esa fina ironia que destilas. Comentame ahora algo del cardenal en Washington, el querido Pluto de La china.

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  3. Jajajajaja, que bueno te quedó, anónimo, eso del Pluto de La china. Si fuera Francisco de Quevedo, estoy seguro que le hubiera quitado la "l".

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  4. Casandra se volvió loca, querido Manuel, de ver el futuro tan claro. No sé qué maldición de Apolo ha caido sobre ti.

    Nuestro rechoncho ministro recordará en su memorias este episodio con amargura. Algún día recapacitará. Pero a los cubanos los está condenando.

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  5. Pues me gusto lo de la "l" y parodiando un poco a Sabina tambien podria ser el Puton de La China.

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