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jueves, 17 de junio de 2010

Achaques personales

Me duele Cuba. Y es un dolor que si lo describiera, seguramente me traería otros.
Me duele la oposición interna. Dolor que si explicara me acarrearía dolencias múltiples.
Me duele el exilio. Un achaque que me enclenquearía si no lo soportara con estoicismo.
Pareciera que de dolores estoy hecho. Así que aquí le va casi un alarido.

Cuba, 30 de mayo de 2010.

A: Honorables Sres. Congresistas de los Estados Unidos de América.
Honorables Miembros del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes.
Congreso de los Estados Unidos de América.
Washington. DC.

De: Personas que forman parte de la sociedad civil de Cuba.
La Habana, Cuba.

Honorables señoras y señores:
Los miembros de la sociedad civil cubana que suscribimos esta carta a título personal, hemos sabido que actualmente Uds. están considerando un proyecto de ley (H.R. 4645) que levantaría las restricciones de viajes a Cuba para todos los estadounidenses, y facilitaría la venta de productos agrícolas a la Isla.
Este proyecto de ley tiene como título: “Ley de reforma a las restricciones de los viajes y promoción del comercio”, tenemos entendido que cuenta con el apoyo de Republicanos y Demócratas en el Congreso. Sabemos además, que para que esta iniciativa sea considerada por el pleno, primero tendrá que ser aprobada por el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes.
Conocemos que importantes Organizaciones No Gubernamentales apoyan este proyecto de ley. Solo mencionaremos algunas: La Cámara de Comercio de los EEUU, el Buró de Agricultura de los EEUU, Amnesty International, Human Rights Watch, la Conferencia de Obispos Católicos de los EEUU, el Cuba Study Group y muchas otras organizaciones de derechos humanos.
Compartimos la opinión de que el aislamiento del pueblo de Cuba beneficia a los intereses más inmovilistas del gobierno, mientras que la apertura sirve para informar y empoderar a los cubanos y ayudar a un mayor fortalecimiento de nuestra sociedad civil.
Valoramos la experiencia de que todos los países occidentales, incluyendo a los EEUU, favorecieron la apertura y los intercambios con todos los países de la antigua Europa oriental. Estamos seguros de que el aislamiento no facilita las relaciones de respaldo y solidaridad de personas y grupos alrededor del mundo que están a favor del cambio hacia la democracia en Cuba.
A este respecto queremos recordar aquella memorable exhortación hecha en 1998 por el Papa Juan Pablo II quien había experimentado en su propia vida este tipo de sistema totalitario: “Que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba”.
Al paso del tiempo hemos comprobado que el régimen cubano no se abre plenamente ni al mundo ni a los propios cubanos porque a lo que más teme es a la apertura, a la libertad de comercio y a la libre empresa, al flujo de información y a la comunicación directa entre los pueblos.
Los que se oponen a este proyecto de ley, alegan que levantar estas prohibiciones representaría una concesión al régimen cubano y constituiría una fuente de ingreso de divisas que podría ser utilizada para reprimir al pueblo. También argumentan que, dadas las incesantes violaciones de derechos humanos y los repetidos actos de repudio, el levantar estas prohibiciones sería como abandonar a la sociedad civil cubana.
Es verdad que últimamente se ha incrementado la represión y la violación sistemática de los Derechos Humanos de forma cruel y pública. Es cierto que estos fondos también podrían utilizarse para sostener e incluso agravar esta represión.
No obstante, creemos que si los ciudadanos de los Estados Unidos, como los del resto del mundo, aumentaran su presencia en nuestras calles y pudieran visitar a los familiares de los presos políticos y otros miembros de la incipiente sociedad civil cubana, podrían: en primer lugar, ser testigos presenciales de los sufrimientos del pueblo cubano; en segundo, sensibilizarse aun más con la necesidad de los cambios en Cuba; y en tercer lugar, ser puentes solidarios y cercanos para favorecer la transición que deseamos muchos cubanos.
Esta presencia solidaria, el apoyo directo y otras muchas posibilidades de intercambio, usados eficazmente, y en la dirección deseada, en lugar de dejar abandonada a la sociedad civil en Cuba, podría fortalecerla de manera significativa. De igual forma facilitar aún más la venta de productos agrícolas podría contribuir a aliviar las penurias alimentarias de la población.
Por encima de todo esto, creemos y defendemos que el respeto a todos y cada uno de los Derechos Humanos para todos, es y debe ser una prioridad absoluta sobre cualquier decisión política y económica, y que ninguna restricción de cualquiera de esos derechos puede ser justificada por motivos económicos, políticos o sociales. Creemos que los derechos se defienden con derechos.
Como viajar libremente es un derecho de todo ser humano, apoyamos la aprobación de este proyecto de ley. El actual gobierno cubano ha violado siempre este derecho y, en los últimos años, esgrime a su favor que el gobierno de Estados Unidos también coarta la libertad de viajar a sus propios ciudadanos. Aprobar esta ley, eliminaría además, esta espuria justificación.
Por último, Honorables Sres. Congresistas, tenemos la firme convicción de que los problemas de Cuba y su camino hacia la libertad y la democracia son responsabilidad y tarea de nosotros los cubanos y cubanas que vivimos en la Isla, en comunión con los que sufren el exilio en la Diáspora y aman igualmente a la Nación que todos formamos.
En el mundo de hoy todos los pueblos de la tierra se interrelacionan, aun cuando se trate de sus decisiones soberanas. Este sentido de responsabilidad con nuestra querida Patria y de fraternidad universal, nos anima a comunicarles respetuosamente nuestras opiniones con relación a este proyecto de ley que, aunque es competencia de los norteamericanos, está relacionado con Cuba.
Agradecemos su atención y respeto.
A continuación la lista de (74) ciudadanos cubanos que firman esta carta a título personal, entre los que se encuentran presos políticos, bibliotecarios independientes, bloggers, periodistas independientes, editores de revistas, clérigos, intelectuales, artistas, animadores de la sociedad civil y miembros de organizaciones políticas


15 de junio de 2010

A: Collin Peterson. Presidente del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Washington, DC, 20515

Estimado Presidente Peterson:
Los remitentes somos ex presos políticos cubanos que pasamos un total combinado de 3,551 años en el gulag castrista. Somos testimonio vivo de las torturas, la crueldad y las privaciones indecibles de la dictadura militar de los hermanos Castro.
Recientemente, usted dio a conocer una declaración en relación con el proyecto de ley H.R. 4645 alegando que,... "quienes se oponen a este proyecto, independientemente de lo que digan, no hablan en nombre del pueblo cubano”. No sólo es su declaración falsa, sino también profundamente insultante para nosotros. Somos una comunidad que está compuesta por víctimas de la dictadura de Castro. Señor Peterson, nosotros somos “pueblo cubano”, y nos oponemos a su proyecto de todo corazón.
Su declaración resulta tanto más ofensiva cuando se toma en cuenta que la comunidad cubano-americana tiene cuatro miembros del Congreso que elegimos a la Cámara de Representantes, y todos ellos se oponen también a su legislación. ¿Cómo se atreve a profesar saber más sobre el pueblo cubano, o nuestra penosa situación, que los miembros de la Cámara electos por nosotros, o que los familiares de los cubanos de la isla? Usted tiene todo el derecho a tratar de promover su agenda agricola. Pero no tiene derecho a cuestionar a nuestra comunidad, que está llena de víctimas de Castro –personas que sufrieron una brutalidad que usted ni siquiera podría imaginar— y cuyos seres queridos en la isla continúan siendo víctimas de la represión cotidiana de la dictadura.
Usted ha demostrado una invariable falta de sensibilidad hacia el sufrimiento de nuestro pueblo, y una aparente carencia de discernimiento sobre la importante palanca que representan para nuestra lucha por la libertad de Cuba las sanciones de Estados Unidos. Usted declaró recientemente: "Ninguno de nosotros apoya el encarcelamiento de presos políticos por parte del Gobierno de Cuba. Pero estas políticas que hoy tenemos en vigencia no han hecho nada para deponer al régimen o mejorar la situación de los presos políticos” Sin embargo, usted nunca se ha tomado un tiempo para reunirse con alguno de nosotros, ni nos ha invitado nunca a declarar ante el comité que preside. Si lo hubiera hecho, no podría ignorar el hecho de que cada dólar que su proyecto pretende depositar en las arcas del régimen castrista sólo se utilizará para reprimir aún más al pueblo cubano. Señor Peterson, confiamos en que si esta legislación es aprobada, usted esté preparado para asumir la responsabilidad por el mayor derramamiento de sangre que ocasionará al pueblo de Cuba.
Usted, Señor Peterson, nos debe a nosotros, a nuestra comunidad y a nuestros representantes electos una inmediata disculpa por su ofensiva declaración. Aunque pueda discrepar de nuestros criterios, esperamos que no continúe objetándonos por nuestros sufrimientos, nuestras profundas convicciones y nuestras trágicas experiencias.

Atentamente,
Aparece firmada por 256 ex presos políticos que viven en el exilio.



Honorables Congresistas de los Estados Unidos de América:
Quienes suscriben haciendo uso del derecho a la libre expresión del pensamiento, sobre la base del respeto absoluto al criterio ajeno y dentro del mayor espíritu de concertación democrática y respeto a la diversidad, creemos que no es razonable ni justo pronunciarse de manera representativa a nombre de la sociedad civil cubana y menos aún en nombre del pueblo de Cuba, con relación al proyecto HR4645, título de la ley de reformas a las restricciones a los viajes y promoción del comercio con Cuba.
Es importante subrayar que ni la suma de ambas posturas referente al tema representa el criterio de toda la nación en su conjunto con derecho a voto, si aún se diera la hipotética posibilidad de referéndum o plebiscito en tal sentido, donde el pueblo cubano tuviera la oportunidad de decidir en tan escabroso tema. Máxime si se tiene en cuenta que una de las principales razones que dieron origen al polémico asunto radica en la conducta criminal e inapropiada del régimen cubano en materia de derechos humanos supervisada por las Naciones Unidas.
Para los que subscribimos, más otra parte significativa del pueblo cubano, nos interesaría antes que todo el levantamiento del inhumano bloqueo estructural e institucional del régimen de La Habana contra los derechos civiles y políticos inherentes a las libertades naturales de nuestro pueblo.
La tragedia de Cuba no radica en los derechos para poder viajar de un pueblo ya libre como el estadounidense. Su principal problema reside en la ausencia de las libertades conculcadas a los cubanos, únicos ciudadanos del mundo a quienes les es negado el derecho a salir o entrar a su propio país, donde muchos se encuentran en calidad de rehenes.
En momentos como estos, ser benevolentes con la dictadura significa el ser solidario con los verdugos de la nación cubana. Los abajo firmantes son del criterio que la libertad de Cuba no llega en los bolsillos, ni labios de un turismo libidinoso y escéptico con el dolor de la familia cubana, si no con el esfuerzo de los que dentro y fuera de nuestras fronteras luchan por el cambio democrático para Cuba.
Señores Congresistas, la causa de la libertad y la posición vertical contra la dictadura totalitaria de La Habana que oprime son cosas tan sagradas que están por encima de intereses económicos y mercantilistas.
Entendemos que vivimos momentos importantes para el presente y futuro de nuestra nación. El movimiento civilista interno ha llegado al clímax en lo que respecta la actual política asertiva de la comunidad democrática internacional que ha sabido ponerse del lado de los oprimidos y no de los opresores.
Considerando que iniciativas como la que esta carta responde, aún con la mejor de las intenciones tienden a desenfocar e incluso a desviar la atención de lo que sucede en la Isla, por lo que sugerimos se mantenga una política enérgica y coherente de presión y condena para con la tiranía de La Habana, lo que redundaría en solidaridad con las víctimas de la represión en la patria de Martí, Boitel y Zapata.
Respetando otros criterios expuestos y esperando reciprocidad a lo que aquí exponemos, señores Congresistas como los derechos se defienden con derechos, estamos defendiendo el de los cubanos a ser libres por sus propios esfuerzos, porque no puede olvidarse que la tragedia cubana está en el diario enfrentamiento del pueblo con la dictadura que lo oprime y no en escenarios fuera de nuestra problemática y menos aún en iniciativas que signifiquen la oxigenación del tenebroso estado totalitario que desgobierna nuestra Patria.

Firmamos la presente a los 14 días del mes de junio del 2010.

Hasta el momento de su presentación en este blog aparecían las rúbricas de 494 personas.

3 comentarios:

  1. Lamentablemente solo puedo decir que me identifico con este dolor y me me preocupa mucho el panorama general de la disidencia cubana...

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  2. "Me duele España", decía Unamuno cuando se perdió Cuba.

    Al final, vais a sonar todos tan tristes como los del 98.

    Manuel, Cuba está llena de gente que lucha denodadamente y de los que nadie sabe nada. Esa gente de los que escribes en tu blog, o esas señoras de las que habla Mujeres Coraje, o las más modestas cuyas historias y caras Antoñito El Camborio quiere divulgar en el blog: "La Revolución de los gladiolos".
    Un abrazo.

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  3. Ese mismo alarido me lo gritó Reinaldo Arenas en una entrevista, cuando acudio a Radio Martí para hacer declaraciones, a pocos meses antes de suicidarse.
    La recuerdo porque me golpeó...y fijate que no la olvidé hoy con tu frase tuve un déjà vu....

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