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sábado, 6 de febrero de 2010

Robo a vidriera armada

Por Pablo Cedeño

Grupo de Trabajo Decoro



La Habana, diciembre 19 de 1997. www.cubanet.org -Cuba es un país de cucuruchos de maní y zapaticos tennis. A dondequiera que se mira, puede observarse a la gente masticando el patiseco y desabrido granito. De un vistazo, puede también verse esa humilde elegancia que impone la pobreza. Mezclilla, ya zurcido e incoloro, camisa que estuvo de moda el quinquenio pasado. Zapatos, ni hablar: tennis, en todas sus variantes.
Pero lo triste es cómo la gente consigue su atuendo mejor. El pobre trabajador, que más que salario tiene un pestañazo de dinero, ése no viste: sufre. El que tiene un empleo donde hay "busca" (se le llama busca a la posibilidad de robar algo), reúne y logra la ropita de los muchachos y de la esposa. Por pasos, claro. Este mes el pullover de Pepito, el mes que viene los zapatos de Bebita.
El que tiene un carguito busca más, y los trapitos le cuestan menos dolores de cabeza. El que viaja al extranjero, o tiene un alto cargo --bueno, ya se sabe quiénes son--, ésos, no tienen dolores, tienen dólares.
Y más triste aún son los mecanismos para adquirir el ansiado vestuario. Roba un poquito por aquí, reúne un poquito por allá, vete a la CADECA (casa de cambio) --las más de las veces cerrada, y donde más que vender siempre se compra--, cambia a 23 peso por un dólar, patea luego la Habana Vieja, el Vedado, Miramar, mira los precios llegando a las nubes, águate los sesos pensando que si compras una cosa no te alcanza para la otra, que si mercas blumers no te alcanza para los ajustadores, que si compras jabón se jode el desodorante, que si adquieres espaguetis no te da para la Vita Nuova (salsa de tomate).
Y lo que es ya para rajarse a llorar, es cuando te das cuenta de que las botas que compraste después de cálculos y cuentas, son sintéticas, y que se cuartearon a la segunda puesta. Y que la blusita de tu esposa se decoloró al primer sol. Y que en el "pullovito" del niño, la propaganda que traía, traducida al español significa: "Yo soy un comemierda". Te dan ganas de irte a nado aunque sea para Haití.
Porque está muy bien que cuando un gobierno no puede resolver los problemas de su pueblo, el pueblo robe. El plomero las zapatillas de los grifos, el albañil el cemento de las obras, el boticario las medicinas, el panadero la harina de trigo que luego se vende a como sea. Y esa es la llamada busca.
Pero que el Estado te robe a vidriera armada con subproductos del capitalismo, comprados en cualquier remate, y luego te diga que "tenemos y tendremos socialismo", eso, sí ya le ronca el mango.

2 comentarios:

  1. Otra asomada al mundo "alucinate", como decia Reinaldo Arenas, de la Cuba real.

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  2. Desde siempre, fiel reflejo de la surrealista realidad cubana.

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