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miércoles, 24 de febrero de 2010

Elegía





              (En Orihuela, su pueblo y el mío se me
              ha muerto como del rayo, Ramón Sijé,
              con quien tanto quería.)


Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma tan temprano.


Alimentando lluvias, caracolas,
y órganos mi dolor sin instrumentos,
a las desalentadas amapolas


daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler, me duele hasta el aliento.


Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.


No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.


Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
Voy de mi corazón a mis asuntos.


Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano está rodando por el suelo.


No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.


En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedienta de catástrofes y hambrienta.


Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.


Quiero mirar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.


Volverás a mi huerto y a mi higuera,
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera


de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.


Alegrarás la sombra de mis cejas
y tu sangre se irá a cada lado,
disputando tu novia y las abejas.


Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas,
mi avariciosa voz de enamorado.


A las aladas almas de las rosas
del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas
cosas, compañero del alma, compañero.

4 comentarios:

  1. Muy sentido homenaje, mucha tristeza todo, un abrazo

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  2. Me consta que tu dolor y el mio es un dolor verdadero y duradero. Gracias por ese homenaje que se donde te salió

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  3. Manolo:
    Escogiste el poema ideal.Cuánto duelen estas muertes. Mientras moría Tamayo, el Presidente mexicano --amante de la democracia, de la libertad de expresión, dice--, se reunía, se abrazaba, con el Chacal II de Cuba.
    En México apenas se comentan estas muertes. Ay, carajo...
    Félix Luis Viera

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  4. ¡Ay! Tristeza y dolor.
    Una herida en el alma.
    ¡¡Nos han matado a un hermano!!

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