Por Pablo Cedeño
Grupo de Trabajo Decoro
La Habana, febrero 24 de 1998. www.cubanet.org -Pero venga acá, Nemesio, ¿de qué país me habla usted? Póngale una musiquita para creerme que se trata de una guaracha, de esas simpáticas de Ñico Saquito, que usted no se está burlando de mí. Eso de que este país es mío se lo podrá usted decir a alguien que no viva aquí, oiga, porque lo que es a mí, ni jugando, compay. Porque yo seré cubano y todo eso, pero de verraco no tengo ni un pelo.
¿Cómo va a venir a decirme que es mío lo que no tengo? A ver, ¿de quién es ese Varadero que sale por la televisión, repleto de rubios medio en cueros, adonde yo no puedo ni asomarme? ¿De quién son esas guaguas relucientes, comodonas y rápidas como un rayo, que me cruzan por la orilla, mientras yo voy en un camello, más apretado que un pie en un zapato chiquito? A ver, ¿de quién son esos restaurantes con olores a gloria y que yo nunca he podido ni saber cómo son por dentro?
¿De quién son esos aviones que me llenan los ojos de destinos y en los cuales no puedo encaramarme ni para soñar? ¿De quién son esas tiendas cargadas con todas mis carencias? A ver, ¿de quién son todas esas medicinas que hay en el hospital Cira García y la farmacia del Focxa, mientras yo tengo que irlas a pedir a una iglesia cuando un vejigo se me enferma?
¿De quién son esos cañaverales y esos centrales, si a mí lo que me tocan son seis libras de azúcar al mes y en eso llevo casi cuarenta años? ¿De quién son esos hoteles altos como la ilusión y prohibidos como la fruta del paraíso? ¿De quién son las casonas del Nuevo Vedado y Miramar? ¿De quién los flamantes automóviles que pasan como flechas, cargados de mulatas que tampoco son mías?
¿De quién son la langosta y el camarón, la carne de vaca y la mayonesa? No me venga usted a decir que con eso se fabrica la masa cárnica. A ver, ¿de quién son los periódicos, esos periódicos que le llenan a uno la cabeza de musarañas con avances que sólo se ven en las cifras que traen?
A decir verdad, Nemesio, yo lo que tengo son la oscuridad de los apagones, la estrechez de los camellos, cáscaras de plátano burro como picadillo, un salario que no me alcanza y un miedo atroz a que mi hija menor se me meta a jinetera. Porque el país, Nemesio, ¿de quién es el país?
Yo no podría tener un teléfono aunque tuviera dólares para pagarlo, eso es para extranjeros residentes en Cuba. Yo no podría invertir aunque tuviera capital. Yo no podría afiliarme a otro partido aunque estuviera en desacuerdo con el que me gobierna. Yo no podría dejar de pagar el CDR, aunque el salario no me alcance. Yo no podría dejar de votar aunque los resultados sean siempre los mismos. Yo no podría salir con un cartel aunque sea pacíficamente. Yo no podría fundar una emisora de radio aunque tuviera millones de cosas diferentes que decir, porque eso haría que me la cerraran inmediatamente. Yo no podría salir y entrar cuando me diera la gana.
En fin, Nemesio, que yo no voy a perder ningún país, mi unicornio azul se me ha perdido ayer.
Este artículo -hoy como ayer- contiene la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad acerca de ese país irreal llamado Cuba.
ResponderEliminarSaludos.
Recuerdo estas cronicas, como si fuera ayer
ResponderEliminarEsa es la patria que nos dejo Fidel.Nos prometio libertad,democracia,bienestar y solo dejo odio,sangre,prostitucion,explotacion y sobre todo HAMBRE!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEsa es la Cuba turistica, paraiso prohibido al cbano de a pie que no sabe que va a dar de comer a sus hijos.
Jorge Luis Llanes Naranjo