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lunes, 8 de febrero de 2010
Mensaje en clave abierta
Con la sedosa voz que tuviera un arcángel
me placería anunciarte que me he ido.
Decirte que no estoy en la baranda
del puente sobre el río que fluye hacia la nada
pero me sigue estando murmurador y diáfano.
Aliviarte del odio que sólo a tí marchita.
Librarte del basalto tenaz que te dobla las piernas
cuando silbo o sonrío. Desoldarte la rémora
pertinaz y salobre que te impide las cumbres.
Pero no soy un ángel: fumo como un demente,
fornico tras la cena, trasnocho junto al mar,
y una muchacha de boca deslumbrada elogia
la albura en mi cabellos, que a mi edad no esté gordo,
y sueña ser la novia tardía, inesperada de mis versos.
No he muerto todavía, aunque me esfuerzo. Lamento
no poder, como un heraldo negro, llevarte la noticia.
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Muy buen poema, gracias por compartirlo
ResponderEliminarGracias a tí, Juanca, que siempre tiene una frase de elogio y estímulo. Eso habla de ti, tu poesía y tu pensamiento.
ResponderEliminarUn abrazo
Que buena mezcla amigo Manuel...Lo profano y lo divino.
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