Hoy el diario español El Mundo, me trajo una gran noticia. La comparto. Luego de haber pasado siete años de su muerte, la editorial española Visor, en edición de Julia Uceda y Miguel García-Posada, ha publicado un volumen de más de 700 páginas bajo el título de Poesías completas, de José Hierro.
Hierro, quien nació en Madrid en 1922, llegó a la poesía por los caminos más difíciles. A los 17 y hasta los 22 años estuvo preso en las cárceles franquistas por el único delito de pertenecer a una asociación de ayuda a los presos políticos, entre los que se encontraba su padre. Me recordó tanto a Las Damas de Blanco de Cuba.
El poeta resultó premio Adonais en 1947, Premio Nacional de Literatura en 1953, Premio de la Crítica 1957, Premio March de Poesía 1959, Premio Príncipe de Asturias 1981, Premio Nacional de las Letras Españolas 1990, Premio Reina Sofía 1995 y Premio Cervantes de la Letras 1999, y hasta ahora no se había recogido en un tomo toda su poesía.
A su muerte, ocurrida el 21 de diciembre de 2002, era miembro de la Real Academia de la Lengua Española y varias universidades le habían otorgados sus doctorados Honoris Causa.
Aquí le obsequio este poema de José Hierro, el cual me gustaría dedicar a los 54 amigos del grupo de los 75 que me quedan presos en Cuba.
Canción de cuna para dormir a un preso
La gaviota sobre el pinar.
(La mar resuena.)
Se acerca el sueño. Dormirás,
soñarás, aunque no lo quieras.
La gaviota sobre el pinar
goteado todo de estrellas.
Duerme. Ya tienes en tus manos
el azul de la noche inmensa.
No hay más que sombra. Arriba, luna.
Peter Pan por las alamedas,
sobre ciervos de lomo verde
y la niña ciega.
Ya tú eres hombre, ya te duermes,
mi amigo, ea…
Duerme, mi amigo. Vuela el cuervo
sobre la luna, y la degüella.
La mar está cerca de ti,
muerde tus piernas.
No es verdad que tú seas hombre;
eres un niño que no sueña.
No es verdad que tú hayas sufrido:
son cuentos triste que te cuentan.
Duerme. La sombra toda es tuya,
mi amigo, ea…
Eres un niño que está serio.
Perdió la risa y no la encuentra.
Será que habrá caído al mar,
la habrá comido una ballena.
Duerme, mi amigo, que te acunen
campanillas y panderetas,
flautas de caña de son vago
amanecidas en la niebla.
No es verdad que te pese el alma.
El alma es aire y humo y seda.
La noche es vasta. Tiene espacios
para volar por donde quieras,
para llegar al alba y ver
las aguas frías que despiertan,
las rocas grises, como el casco
que tú llevabas en la guerra.
La noche es amplia, duerme, amigo,
Mi amigo, ea…
La noche es bella, está desnuda,
no tiene límites ni rejas.
No es verdad que tú hayas sufrido,
son cuentos tristes que te cuentan.
Tú eres un niño que está triste,
eres un niño que no sueña.
Y la gaviota está esperando
para venir cuando te duermas.
Duerme, ya tienes en tus manos
el azul de la noche inmensa.
Duerme, mi amigo…
Ya se duerme
mi amigo, ea…
Me llegó al corazón.
ResponderEliminarGuajiro, conocí a José Hierro, y vendí alguna edición peculiar de alguno de sus libros. Lo que le dije, por supuesto.
ResponderEliminarIgual yo comienzo a gustar ahora de los poetas españoles. Más bien, a comprenderlos. Pero Auaca Taino al fin, tiro pal monte.
Abrazo, me alegro de recuperar el ordenata y poder saludarte.
Chago