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martes, 25 de mayo de 2010

El peor de los males

A Héctor Maseda Gutiérrez no le duele el hígado ni los riñones se le han quejado. Su corazón marcha con buen ritmo y con fuerza. Sus pulmones reparten el oxígeno sin dificultad y su sangre no se ha contaminado con ningún patógeno, no está enfermo Maseda, pero padece el peor de los males.
Le punza, profundamente, el envilecimiento de su patria, de verla tiranizada, arruinada, amordazada es que muere Maseda.
Se desangra Maseda cuando ve que sus compatriotas tienen que emigrar hacia otras latitudes porque no hay futuro ni esperanza en su patria.
Se desmaya Maseda cuando ve que sus amigos, compañeros, colegas se pudren en las cárceles sólo por pretender una patria mejor.
A Héctor Maseda Gutiérrez lo mata su nación en manos de quienes la esclavizan, la dividen, la destruyen.
Postra a Maseda ver a profesionales trabajar como siervos en tierras lejanas sólo para colorear la imagen desvaída de una utopía fracasada.
Discapacita a Maseda ver a los jóvenes prostituyéndose para sobrevivir o escapando de una tierra baldía que los inutiliza. Agoniza Maseda. Hay que salvar a Maseda, y salvarlo ahora, para que con su entereza nos ayude a salvarnos.
Maseda padece el peor de los males, y lo padece luchando, sin quejarse, padece una prisión injusta, y ha de aplicársele la medicina que corresponde: la libertad.

lunes, 24 de mayo de 2010

Coñema de la satisfacción plena













Me cago en vuestros versos chapuceros
vuestro cartel de héroe mal habido,
en vuestra lengua de bárbaro estallido
y en vuestro afán de un ego sin linderos.

Me cago en vuestro nombre, en los eneros
que encanecen un cabello percudido
sobre vuestra cabeza, en el zumbido
agraz de vuestra voz, en los aperos

con que labráis las crónicas umbrías
que soporta el lector todos los días,
enredado entre enojos y bostezos.

Me cago, en fin, en vos, en los atrezos
con que una mano torpe, sin mesura
hizo en cartón vuestra horrenda figura.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Héctor Maseda estuvo anoche entre amigos

Héctor Maseda estuvo anoche entre amigos. Con la voz serena del hombre razonador, nos narró sobre los siete años que lleva encarcelado. Nos contó sobre los padecimientos de los otros. No fue para quejarse ni mostrar sus cicatrices propia que acudió. En la sala estaban sus hermanos masones, sus compañeros del periodismo independientes, gentes que lo admiran por su valentía sin alardes, por su sabiduría sin altavoces.
Laura Pollán también fue a la cita. Agripada y con la voz imponiéndose a la garganta adolorida nos habló desde la dulzura infinita que la inunda cuando habla de su esposo y de su patria.
Era la presentación del segundo tomo de Enterrados Vivos, un libro sangrante y convulso que como un espejo nítido muestra las calamidades de la cárcel cubana de estos tiempos.







martes, 18 de mayo de 2010

No toda la verdad

Por deformación profesional, suelo atender lo que escriben, lo que pintan, lo que filman los jóvenes, porque en esas obras, a veces por pura negación, incluso por ausencia, pueden estarse respondiendo las preguntas sobre el futuro que a tantos y de tan distintas maneras nos inquietan.
Es verdad que buena parte de los jóvenes cubanos, como los de casi todo el planeta, están ganados por el escepticismo, por el desinterés en las cuestiones políticas. Es cierto también que la principal aspiración de muchísimos de ellos es emigrar, abrirse caminos en otras latitudes, principalmente en países desarrollados, y que esa aspiración es reflejo de un desasimiento, de un dar la espaldas a los destinos de la nación cubana. Es verdad pero no toda la verdad.
Hay, en todas esas obras, la intención innegable de dar testimonio de un estado de cosas que tiene que ver con la crisis económica, con las estrategias de sobrevivencia y hasta con la imposibilidad, en algunos casos, de lograrlo con dignidad. Pero también, en esas miradas, incluso siendo diversas entre sí, hay una elección: la de quienes no desean una sociedad de exclusiones, de marginación, de intolerancia, o, lo que es lo mismo, dominada por desigualdades profundas.
Esto ha dicho el escritor cubano Arturo Arango el día 13 de Mayo en el diario español El País. Y me ha llamado poderosamente la atención. Porque hay recodos del camino que se saltan. Y en esos recovecos es que se ha agazapado la otra parte de la verdad.
Es cierto también que el arte es una vanguardia del pensamiento, pero no es todo el pensamiento, por lo que el pensamiento de una nación no puede medirse sólo por el arte. No todos los ciudadanos escriben, pintan o filman. Qué dirán los que ejercen otros oficios y profesiones, y que son los más. A esos hay que tomarles el pulso sin que el arte esté de por medio.
Es cierto también que después de 51 años, un poquitín menos de los que tenemos Arturo Arango y yo, y cansados de promesas incumplidas y de horizontes inalcanzados, los jóvenes cubanos sientan ese hondo escepticismo que les han transmitidos los fracasos de sus abuelos y sus padres, quienes ofrendaron sus vidas para un futuro que nunca llegó.
Si hoy –y ese hoy tiene ya treinta años si tomamos como punto de partida El Mariel, 1980—los jóvenes cubanos quieren emigrar no es porque sea su aspiración sino su evasión de una realidad congelada y custodiada férreamente.
No le dan la espalda al destino de la nación sino que al no tener destino propio en una nación que pertenece exclusivamente a quienes impusieron un único destino, se sienten desterrados, sin ningún patrimonio que defender, es decir, sin patria. No es que sean desasidos sino que no tienen dónde asirse en caso de que no acepten el único asidero que les proponen: conmigo o muerte.
Por último, no es en pequeñas y sugerentes obras de arte que se recoge el testimonio de la sobrevivencia bajo un sistema económico que nunca ha salido de la subvención y la crisis -hubiera o no crisis financiera mundial-, de un régimen marginador, excluyente e intolerante sino en la vida misma. Pregúntadle al pueblo, tiene muchas historias que contar: desde las expropiaciones de pequeños negocios levantados con sacrificios familiares, fusilamientos dictados en juicios sumarísimos y sin garantías procesales, reclusiones en campos de concretracion como las UMAP, persecuciones políticas, defenestraciones arbitrarias, éxodos masivos, imposición de líneas estéticas partidistas y proscripción de artistas rebeldes, enacarcelamientos de opositores pacíficos, promulgaciones de leyes draconianas, hasta la eternización de un gobierno que secuestra todos los poderes del estado y convierte a este en dictadura totalitaria.

jueves, 13 de mayo de 2010

Cincuenta y un años de soledad

Muchos años después, frente al inminente desplome de un paredón donde siempre se fusiló, amordazó, encarceló, desterró, el parnaso español recordó que debía romper el hielo.
Cuba era cuando entonces un paraíso que acogía con playas, Cohibas, Habana Club, putas o bujarrones –hecho que quedaba bien guardado en los pergaminos de un tal Melquíades en Villa Marista—a cuanta golondrina quisiera luego de su paseo celebrar las bondades de un edén que se deslizaba por el tiempo como un blanco y pulido fósil prehistórico.
Sólo Mario Vargas Llosa, como Francisco, el hombre, iba de pueblo en pueblo, de foro en foro, contando las calamitosas historias que todos los otros querían ocultar y hasta refutaban.
Lo acompañaban apenas Fernando Savater, Rosa Montero, Elvira Lindo y Antonio Muñoz Molina.
En su peregrinar por las ciénagas de la gran prensa y la refinada cultura –de esa de charanga y pandereta, claro está, de esa que hoy tiene la cabeza cana—sufrieron la mordedura de mosquitos y escorpiones y hasta quisieron infectarlos con la fiebre de la desmemoria.
Muchos que hasta ayer no más iban a cantarles a los plátanos micro-jet y las escuelas en el campo, de repente salieron de la empantanada metarrealidad en que estaban sumidos y han sonado como un fichero de dominó esparcido por la mesa de los titulares.
Claro que nunca es tarde, si la oportunidad es buena para montarse de nuevo en el burro, doy las gracias—un poco a regañadientes—sólo que los cubanos condenados a cincuenta y un años de soledad no le darán una nueva oportunidad a las oscuras golondrinas que quieren otra vez en sus balcones los nidos colgar.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Invitación


Martes ,18 de mayo de 2010



Hora: 7 de la noche



Lugar: Casa Bacardí 1531 Brescia Avenue, Coral Gable.



La representación de las Damas de Blanco en Estados Unidos presentará el libro Enterrados Vivos (Tomo II), escrito en la cárcel por el preso político del Grupo de los 75, Héctor Maseda, esposo de la líder de las Damas de Blanco Laura Pollán.

viernes, 7 de mayo de 2010

El alma de Cuba

“Loida dijo al principio que esta sala se nos quedaba grande; luego nos dimos cuenta que se había quedado pequeña y salimos a la calle”.



Por Rosa Diez



El alma de la Cuba digna se conjuga en femenino y en plural: Las Damas de Blanco. También hay que escribirlo con mayúsculas, para que todo el que lo vea escrito sepa que estamos nombrando algo extraordinario e irrepetible.
El miércoles día cinco de mayo, a las doce de la mañana, hora de La Habana, entramos en el domicilio de Laura Pollán, una de las mujeres que forman el colectivo Las Damas de Blanco, esas mujeres que marchan cada semana en su ciudad para recordar ante el mundo -y también ante sus conciudadanos cubanos y ante el Gobierno de Castro– que sus hombres están privados de libertad por un delito de conciencia. Ellas son las esposas o madres de los 57 ciudadanos cubanos encarcelados por orden de Fidel Castro en el año 2003. Encarcelados y condenados a penas de entre quince y veinticinco años. Condenas que son, por la edad que tenían cuando fueron encarcelados y la expectativa de vida en Cuba, cadenas perpetuas.
Todos ellos eran colaboradores de Oswaldo Payá; todos ellos cometieron el delito de recoger firmas para el Proyecto Varela que pide, de acuerdo con los propios procedimientos del Gobierno de Cuba, una nueva Constitución para el país. Todos ellos fueron condenados por ejercer sus derechos de ciudadanía en un país en el que la libertad está condenada a cadena perpetua cuando no a muerte.
Laura estaba acompañada por Alejandrina de la Riva y Loida Valdés. En la habitación contigua, unida a la salita a la que se accedía directamente desde la calle, estaban otras dos mujeres “del interior”, que habían llegado a ayudarlas. Nos sentamos haciendo un círculo; yo daba la espalda a la calle; a mi izquierda, Alejandrina y Loida que tenían tras de si un mural que recordaba los nombres de todos los presos de conciencia. Fernando Maura se sentó frente a mí; a mi derecha, Laura; y en segunda plano Mayka y Antonio Salvador, cuaderno y cámara en mano. Al poco rato llegó Berta Soler, otra de las Damas de Blanco, que se sentó junto a Fernando. Traía con ella a su madre (“no puedo dejarla sola en casa y quería estar aquí”), una mujer muy mayor, con el pelo muy corto y muy blanco que destacaba sobre su negra piel.
Laura nos contó cómo surgió el movimiento de las Damas; como empezaron a reunirse tres, cuatro, siete… en esa misma sala. Cómo al principio se reunían para no llorar solas, para compartir su angustia, para darse calor humano y consuelo. Nos contó cómo fue aumentando el número de mujeres que acudían día tras día. “Loida dijo al principio que esta sala se nos quedaba grande; luego nos dimos cuenta que se había quedado pequeña y salimos a la calle”.
Nos hablaron de sus hombres; de la enorme injusticia que soportan; nos contaron que la mayor parte de ellos están encarcelados en prisiones lejos de las provincias en las que residen sus familias: “Nos castigan dos veces, a nosotros y a ellos. A ellos porque al sufrimiento de estar injustamente encarcelados, se añade el de saber las penalidades que pasamos para poder llegar desde nuestros hogares a visitarlos; y a nosotras, su familia, porque el viaje es muy penoso”. “Mi esposo lleva tres años sin ver a su madre; ella está mayor, no soportaría el viaje…”
Nos hablaron de la situación de las cárceles. “No todas son iguales; mi esposo está en una prisión muy limpia, le dan de comer decentemente… pero la gente que le vigila es muy mala, muy dura, cruel…” “Otras prisiones son viejas, sucias, apenas les dan de comer, están desnutridos, enfermos…pero algunos de los guardianes son caritativos… Otras son viejas y sucias, no les dan apenas de comer, y sus guardianes son personas crueles que no tienen piedad por su dolor… Hay de todo”.
“Tengo una madrina en España, es como de la familia, no nos conocemos, pero un día llamó y preguntó en qué podía ayudar… Ahora es una más de nuestra casa, nos queremos como si fuera familia… Se llama María Benjumea…”
“Un día decidimos marchar por las calles de Cuba para que el mundo supiera lo que estaba pasando en Cuba, para que se aprendieran los nombres de los presos, para que nadie olvidara esta injusticia, para que viéndonos a nosotras viera las caras de los nuestros, ciudadanos sin cara ni nombre conocido por nadie más que por el régimen que les quitó la libertad y por nosotras, sus familias”. “Salimos a la calle para que sepan que no les olvidamos; y para que nadie olvide”. “Salimos para pedir su libertad, para que los cubanos nos miren a la cara, mujeres desarmadas, pacíficas, campesinas, que nunca pensamos que íbamos a tener que hacer nada así…”
“Yo soy una campesina del interior; tengo una hija que sufre epilepsia; nunca hice otra cosa que atender mi casa; y nunca conocí de cerca el compromiso de mi marido. Llevaba treinta años viviendo con él cuando lo encarcelaron y creía que es ese tiempo le había escuchado todo cuando me quería decir; cuando se lo llevaron, pasado el tiempo, me di cuenta que hubo una palabra que me decía y yo no escuche: libertad. Le escribí un poema a la cárcel para pedirle perdón por no haberle prestado la suficiente atención”.
“Yo era profesora; a veces le reñía a mi esposo por quitarnos tiempo a la familia, a mí, por dedicarlo todo a la causa, al Proyecto Varela. Ahora me doy cuenta de cuanto tiempo se necesita defender a nuestra patria. Porque yo tampoco tengo ahora tiempo para otra cosa. Y ahora quiero mucho más a mi patria de lo que la quise nunca; ahora sí que se lo que es luchar por tu país, por la libertad, ahora sí que soy cubana…, más que nunca…, más que nunca…”
“Cuando se lo llevaron nos requisaron todo: las fotos de la boda, las fotos con los hijos, los recuerdos familiares en los que aparecía su rostro… Quieren borrarlos, no quieren que les podamos hablar de ellos a nuestros nietos, a nuestros hijos. Quieren que no podamos enseñarles quien fue su padre, que no puedan recordar su rostro, que lo borren de su memoria. He llevado a mi nieto a que lo conozca; y hemos puesto su rostro de una foto perdida en esta camiseta. No podrán borrar nuestra memoria, no podrán con nuestros recuerdos…”
“Nos acosan en la calle, nos insultan con obscenidades, nos golpean, nos persiguen cuando caminamos. Quieren que abandonemos, que tengamos miedo… A qué vamos a temer, qué nos pueden quitar… Cada día estamos más fuertes. Sólo queremos que les dejen en libertad. No son delincuentes, no hicieron nada malo, no hay nada por lo que tengan que pedir perdón”.
“Necesitamos que ellos sepan que no están solos. Una carta que les llegue de alguien desde España, una postal, unas palabras. Sólo para que sepan que en alguna parte de España, un hermano piensa en él. Para ellos es muy bueno; y si los carceleros no se la dan, también es bueno: aunque no se la entregue a su destinatario el carcelero la lee; y el carcelero comprende entonces que en alguna parte de España hay un ciudadano que sabe el nombre y el apellido de nuestro esposo, que sabe en la cárcel en la que está encerrado, que nuestro hombre tiene un vínculo en el exterior. Y eso les protege”.
Nos comprometimos a organizar una campaña permanente de envío de cartas a cada uno de los presos de conciencia cubanos. Laura nos grabó unas palabras que colgaremos en la web haciendo este llamamiento: Tu carta para un preso. Haremos una cadena de solidaridad activa; organizaremos envíos todos los meses, setenta y cinco cartas por duplicado: una a la cárcel y otra al domicilio familiar, para que se la puedan llevar; y también para que sepan, unos y otros, que no les vamos a dejar solos nunca más.
Estar con las Damas de Blanco es una de las emociones más intensas, más ricas que he vivido. Hemos tenido una enorme suerte pudiendo conocer a esas mujeres, escuchándolas hablar, sintiéndonos acogidas por ellas como amigos y compañeros de camino. En dos horas de conversación hemos recibido tantas lecciones de dignidad, de respeto, de valor cívico, de generosidad… que no soy capaz de expresarlo. Nos contaron su vida, sus experiencias y sus temores sin perder la dulzura en la mirada, el gesto amable y cálido. La esperanza se sobrepuso siempre a cualquier otra sensación, por dramática que fuera la experiencia narrada.
Nunca voy a olvidar ese hermoso reencuentro: la salita en penumbra para soportar el calor, las tacitas de café oloroso y fuerte, azucarado y denso. Laura entrando y saliendo del relato coral, siempre con su voz suave y su sonrisa dulce; Berta con su sonrisa franca y abierta que dejaba al descubierto su blanquísima dentadura, abrazándonos fuerte, con una espontaneidad y un cariño contagioso; y Alejandrina, que parecía tener edad para criar hijos pre-adolescentes y nos habló del nieto pequeño al que llevó en su último viaje a conocer a su abuelo; y Loida que nos habló de los poemas que escribe a su esposo desde esa primera vez en la que le pidió perdón por no haber percibido cuantas veces él pronunció la palabra libertad…
Gracias, mis amigas, nuestras amigas cubanas. Gracias por estar ahí y por ser tan grandes. Gracias por recordarnos el verdadero significado de palabras como dignidad, valor, solidaridad, amor, fe, confianza, esperanza, amistad, alegría…libertad. Besos fuertes. Besos mil, amigas.

martes, 4 de mayo de 2010

Adelante, cardenal, que Dios está con nosotros

Si alguna institución es sabia en trácalas de conspiraciones, convenios y transacciones, esa es la iglesia católica.
Desde la Edad Media, cuando formaba parte—decisiva, diría yo—del Estado, la iglesia ha sabido maniobrar sutil y rentablemente.
Muchas veces fue, sin dar el rostro, responsable del encumbramiento de un príncipe ilegítimo o de la llegada a la hoguera de un sabio. Pero siempre con engrasados métodos conspirativos.
Y ello me conduce a buscarle la tercera pata al avestruz de esta supuesta victoria que obtuvieron Las Damas de Blanco de Cuba, con la mediación del cardenal Jaime Ortega Alamino, y que el domingo se esparció por los medios de prensa.
Es cierto que la puja entre las mujeres de los gladiolos y el gobierno se vislumbraba como insoluble, como lo es hasta el momento la lidia entre Guillermo Fariñas y el régimen cubano, y que la salida de tal embrollo, en el caso de las Damas, ha llegado por la angosta, umbría y resbaladiza serventía de la iglesia.
Indudablemente las Damas de Blanco son mujeres de fe. Durante siete años han asistido a la parroquia de Santa Rita de Casia y con ello han involucrado, de manera indirecta, a la institución religiosa cuya jerarquía había, hasta ahora, mantenido una prudente distancia.
Sin embargo, y como un acto de prestidigitación limpiamente ejecutado por un ilusionista entrenado, la iglesia, de repente, intercede por las Damas de Blanco en un momento en que la radicalidad del contencioso había alcanzado su máximo grado, y logra que la parte, supuestamente más poderosa, ceda, y le conceda a la jerarquía católica cubana el laurel de la solución, en vez de haberlo hecho directamente con las líderes de la agrupación femenina.
Sospechoso, cuando menos se me torna. El mismo oficial que cada domingo de represión les explicaba que no podían marchar y luego daba la orden de ataque a las turbas, podía haberles anunciado a las manifestantes que tenían una tregua, al menos por el mes de mayo. Pero no. Había que usar una institución reconocida por el régimen. Primero para no reconocer a las Damas de Blanco y, por supuesto disminuirlas a la categoría de terceronas cuando en realidad son las protagonistas que no se quieren tener en cuenta. Pura técnica totalitarista del ninguneo cuando algo o alguien le molesta seriamente y no puede descalificar de otro modo. Segundo para otorgarle el favor a la iglesia de anotarse el tanto ya que el mundo se estaba preguntando por el papel de la institución. Favor, que por supuesto, se ha pagado de antemano porque la iglesia se prestó para tal rejuego.
Por tanto miraré con cautela el devenir. Falta resolver el asunto Fariñas y habría que ver si la iglesia intercede por la libertad de los presos políticos para conseguir que el huelguista deponga su postura. Si presuntamente consiguió que las Damas de Blanco marchen sin ser acosadas, debe conseguir ahora que liberen a los presos enfermos para salvar la vida de Fariñas. Adelante, cardenal, que Dios está con nosotros.

lunes, 3 de mayo de 2010

Coñema erótico

















Manduco en vuestras sábanas manjares
que alimentan mi impulso perdulario.
Devoro con fruición el recetario
que guardáis estofando en los ijares.


Me tiembla el corazón y los molares
si descubro los trucos culinarios
que inventan para mí los dos corsarios
que lleváis en el pecho de alamares.


Del hartazgo me muero y resucito,
regreso pantagruélico a la mesa.


No renuncio a la placa donde reza
que jamás abdiqué de mi apetito.


Soy un hartón de dionisíacos Eros
y de esa condición no pongo peros.

domingo, 2 de mayo de 2010

Una digna victoria

El cardenal de Cuba, Jaime Ortega Alamino, ofició la misa de este domingo en la iglesia Santa Rita de Casia, en la que aseguró había hablado con las autoridades del país y se les había otorgado a las Damas de Blanco la posibilidad de caminar por la 5a avenida sin tener que pedir permiso, al menos por el mes de mayo.
El sábado, en la mañana, cinco de los familiares de los presos de conciencia cubanos se habían reunido por tres horas con el cardenal Jaime Ortega.
El obispo de la Habana les explicó que la iglesia estaba muy preocupada por la violencia desatada contra las Damas de Blanco y que siempre había estado hacienda gestiones en silencio .
Jaime Ortega intercedió con las autoridades y éstas le dijeron que los actos de repudio van a cesar y que permitirán caminar a las Damas de Blanco sin que pidan permiso.
Después de una digna victoria sobre la violencia gubernamental, 12 Damas de Blanco caminaron este domingo por Quinta Avenida y con sus gladiolos en las manos regresaron frente al templo oraron y gritaron "libertad".
Alejandrina García de la Riva explicó que las Damas de Blanco dieron gracias a Dios por escuchar sus ruegos.
Después de tres domingos sin poder marchar y de haber sido objeto de actos de hostigamiento las Damas de Blanco y sus seguidoras del Grupo de Apoyo realizaron su habitual caminata, gladiolos en mano tras acudir a misa en la iglesia de Santa Rita.

sábado, 1 de mayo de 2010

Permuta en el barrio

Mujeres coraje encontró una buena permuta. Algo así como de Cocosolo para Key Biscayne. Se está mudando para  http://lasdamasdeblanco.blogspot.com/ visístela, que salió ganado.